Plenitud democrática
El Barça, aunque con retraso, ha situado a la institución con plenitud en el terreno democrático. Estaba pendiente y era una exigencia de miles de socios borrar del medallero conmemorativo las medallas honoríficas concedidas al general Franco. La petición, que se arrastraba desde la época de Joan Gaspart y no acabó de zanjar Joan Laporta, no ha ignorado el carácter forzoso de la concesión aunque reclamaba con fundamento el cese de una simbología detestable e incomprensiblemente duradera. La Junta Directiva de Josep Maria Bartomeu decidió dejar sin efecto la entrega de dos medallas al Dictador, la primera en 1971 para corresponder a una cantidad con la que se subvencionó el Palau Blaugrana bajo la mediación de Joan Gich, a la sazón Delegado Nacional de Deportes y secretario general del FC Barcelona (1958-69); la segunda, una distinción de oro entregada para solemnizar las Bodas de Platino en 1974, medalla que Agustí Montal entregó en el Palacio del Pardo. Esta condecoración se otorgó ex profeso para compensar que la Penya Barcelonista de Manresa hubiera recibido antes que el Dictador su propia medalla conmemorativa.
MUCHOS SOCIOS TIENEN MOTIVO de felicitarse por haber acabado con la ambigüedad que suponía el mantenimiento de la simbología asociada al franquismo. Laporta creó durante su mandado un consejo asesor no vinculante para dilucidar las exigencias de los socios. Dicho consejo resolvió que, dado que las medallas se otorgaron de forma obligatoria, no tenía mayor sentido una retirada figurada. Esta solución no le fue mal al mandatario en plena controversia por la entrada de su cuñado Alejandro Echevarría en la directiva, cuya militancia en calidad de patrono de la Fundación Francisco Franco fue confirmada en 2005 por el exdirectivo Lluís de Val .Yaen 2011, Sandro Rosell retomó la reivindicación recogiendo el sentir de la Asamblea y el club se encontró que las donaciones no figuraban en acta. Al fin, tras las comprobaciones efectuadas por su Centro de Documentación, el Barça se librará de una imposición de su historia que ratificará el próximo plenario