Para eso, mejor cerrar el VAR

En la meseta han convertido al VAR en la bazofia nacional desde que un día acertó al no señalar un penalti (que no lo era), a favor del Real Madrid, en el partido ante la Real. Un

Florentino rabioso se quejó ante la Federación y otros poderes. Y ya se sabe que donde ese personaje mete la zarpa todo se emponzoña. Desde aquella protesta la palabra VAR responde al acrónimo de Vamos a Ayudar al Real.

En efecto, desde entonces todo han sido regalos para el Real, comenzando por el no penalti de Giménez a Vinicius.

Los árbitros solían señalar en una falta continuada la primera falta. En el Atlético-Real ocurrió lo contrario, previa consulta al VAR que, más tarde anuló un gol a Morata, que era el 2-2, por fuera de juego inexistente por 4 centímetros, según ha descubierto un rotativo de Madrid.

Mientras, en el Clásico de Copa Carvajal cometió a

Coutinho el mismo penalti que Alba a Wass en el BarçaValencia. El primero no se señala y el segundo, sí. El VAR ni invitó al árbitro a revisar jugada. En las dos manos dentro del área de los defensas del Athlétic ante el Barça, que fueron dos penaltis, ni se alertó al árbitro ni se revisaron. Tampoco el codazo de De Marcos a Lenglet, digna de roja directa. Y no digamos de la butifarra que

Bale dirigió al público del Metropolitano. La inacción del VAR supone la homologación del gesto como no sancionable.

Desde la protesta de Flo, el VAR está bajo sospecha y creemos que sería mejor cerrarlo para siempre. Para regalar la Liga al Real, con un simple colegiado que cometa “errores humanos” basta. Vamos, como se hacía durante la dictadura