Tres gestos diferentes
La polémica se ha vuelto a desatar después de tres gestos notorios. Dos de Champions y uno de Liga. El jugador del Madrid Gareth Bale le dedicó un corte de mangas a la afición del Atlético de Madrid tras conseguir un gol en el Wanda. Muy feo. El Comité de Competición no ha tomado ninguna decisión, tras la denuncia de LaLiga, porque necesita ampliar la información. Es bueno disponer de más y mejor información, pero que no figurara en el acta del encuentro fue irrelevante en su día cuando el barcelonista Giovanni hizo una ‘butifarra' tras marcarle un gol al Madrid y fue sancionado inicialmente con dos partidos, de oficio. Este tipo de gesto es ofensivo hacia una afición.
CRISTIANO RONALDO LEVANTÓ la mano enseñando los cinco dedos señalando las cinco Champions que ganó. Lo hizo en el terreno de juego y después lo repitió en la zona mixta delante de la prensa. Muy feo. El narcisismo y la prepotencia de
Cristiano ya es conocida. El gesto no es nuevo, pero es fatal. Una cuestión podría ser justificarlo al realizarlo en el propio terreno de juego. Difícil de justificar, pero posible. Lo que nadie puede aminorar es hacerlo después de haberse duchado, al pasar delante de todas las cámaras, lejos de la presión y la pasión del choque en directo. Además Cristiano recalcó sus cinco Champions y que el Atlético tenía cero, señalando con el puño cerrado, en otra afrenta no sólo innecesaria sino sobre todo que define al personaje. Es un futbolista extraordinario, pero un mal deportista.
EL TERCER GESTO LO PROTAGONIZÓ Diego Simeone al tocarse los geniales tras el primer gol del Atlético. Feo. Pero el entrenador colchonero no lo hizo en contra de nadie, sino que da la impresión de que es uña auto afirmación, como luego explicó y vale la pena creerle. Ahí sí que se entiende que es un momento de tensión, que podía haberse ahorrado, pero no parece dirigido a incordiar, molestar o insultar a nadie. Lo de Cristiano fue muy de Cristiano ylode Simeone muy de
Simeone .Lode Bale podría ser de Bale si se supiera que es lo suyo, algo que no se sabe.
NO SÓLO HAN EXISTIDO estos gestos últimamente. También hay entrenadores que no han saludado a sus colegas como
Sarri a Guardiola. Feo. O Kovac (Bayern) a Klopp. Feo. Se entiende que la tensión crece ya a finales de febrero cuando empieza la recta final de los títulos, pero el exceso de gestos de este tipo no es bueno para el fútbol. No se le puede pedir a un futbolista o a un técnico que vive baja una presión muy intensa que se comporte con exquisita cortesía. Pero lo importante es que después de haberse producido los protagonistas sean capaces de censurarlos, una vez ese foco angustioso de la presión haya descendido. También es clave diferenciar los matices de los gestos y de quienes los realizan y los comités de competición juzguen sin que se produzcan excesivos o contundentes agravios