”No podemos fallar tanto”
El vestuario del Barça vivió la falta de puntería en Lyon con frustración, el sentimiento general pese a la mejoría
Marcar fuera de casa en la Champions League tiene un gran valor que el Barça no pudo aprovechar el martes en su visita a Lyon pese a intentarlo de todas las maneras. Tras la disputa del partido de ida de los octavos de final, el 0-0 no fue recibido en el seno de la plantilla con satisfacción, pese a no ser tampoco un mal resultado. Hubo un sentimiento de cierta frustración que ya se notó sobre el mismo césped en las caras de unos jugadores que están ansiosos por hacer este año un gran papel en la competición continental. Lo demostraron sobre todo en su voluntad de hacer daño ofensivamente y acabando el partido volcados sobre la portería de Anthony Lopes, pero a pesar de haber generado hasta 25 llegadas no hubo forma de meter ningún gol. Según pudo saber MD, la sensación general que quedó en el interín del vestuario fue, sobre todo, una: “No podemos fallar tanto”.
Esa impresión se impuso a otras bastante más positivas, como el hecho de que el Barça dominó muy claramente, fue indisimuladamente inconformista y sólo sufrió atrás de manera muy puntual pese a su permanente vocación atacante ante un adversario que, entre otros méritos, venía de ganar pocos días antes al PSG y que en la fase de grupos no sólo no perdió ante el Manchester City, sino que le derrotó en uno de los dos partidos. Esa mejora en diversos apartados de juego no le bastó al equipo culé. El acumulado en el déficit de puntería subrayó ese agrio sentimiento colectivo. El Barça sólo ha anotado un gol en jugada en sus últimos cuatro partidos -Real Madrid en Copa, Athletic y Valladolid en Liga y Lyon en Champions League- y por eso terminó el partido de Lyon intensificando la presión sobre la defensa rival, aun a riesgo de sufrir un accidente en forma de contragolpe.
Mientras en el entorno, el runrún señala especialmente a Luis Suárez por esa estadística que dice que no marca un gol fuera del Camp Nou en Champions League desde 2015, en el vestuario hubo un sentimiento de autocrítica que involucró a todos. La responsabilidad del gol incumbe al equipo, igual que evitar esas goleadas -París, Turín, Roma- que tanto han perjudicado al Barça en los últimos años en las eliminatorias continentales. Cuando el propio Suárez o Leo Messi están inspirados en el remate, no hay problema. Pero en esos cuatro partidos ha fallado la puntería incluso en los cracks. Que alguien tan poco proclive a hacerlo como Sergio Busquets chutara dos veces en Lyon con tanta determinación fue muy sintomático. “No es el mejor resultado, está claro, pero si queremos seguir pasando rondas qué mejor que ganar uno de los dos partidos”, admitió luego Busquets ante los medios. Clement Lenglet fue muy gráfico en su análisis: “Hay que meterla”.
Reencontrarse con el gol es más perentorio que nunca ante el calendario que se avecina. Mañana sábado aguardará el Sevilla en el Sánchez Pizjuán en Liga, el miércoles ante el Real Madrid en la semifinal de Copa con obligación de marcar tras el 1-1 del Camp Nou, y el sábado 2 de marzo otra vez al Bernabéu en Liga. El 13 se jugará la vuelta de la Champions en el Estadi. Ahí, anotar será innegociable, si el Barça quiere estar en los cuartos de “la Copa linda”
No marcar fuera en la Champions disgustó a un Barça que controló, atacó y no pasó apuro
Un gol en jugada en cuatro partidos es un saldo que urge variar ante todo lo que llega