Más que difícil, complicado
Una inesperada victoria del Girona en el Santiago Bernabéu han convertido lo que parecían iban a ser dos semanas dificilísimas para el Barça, en dos semanas... simplemente complicadas.
La racha de partidos que le esperaba al Barcelona después de enfrentarse al Valladolid en el Camp Nou prometía ser una carrera de obstáculos que podría marcar la temporada. Olympique de Lyon, Sevilla, Real Madrid y Real Madrid. ¡Vaya secuencia! Pero todo cambió el domingo pasado por la mañana cuando el Girona logró la proeza.
A partir de ese momento pareció como si el globo de la presión se desinfló un poco para el equipo de Ernesto Valverde. Y así es. El empate de Lyon en Champions del martes mantiene al Barça como el favorito de la eliminatoria, y lo más importante, lo que prevalece, es gran la distancia en puntos que mantiene en la Liga con el Sevilla y el Real Madrid, los dos próximos rivales.
Por delante, está el escollo del empate a uno antes de visitar el Bernabéu para la vuelta de Copa del Rey, pero por lo demás, lo dicho. Nada extraordinario. Hay que jugar y ganar, y si se pierde, no debería ser un drama.
Lo que sí que está dando de qué hablar es de cómo juega el equipo, su falta de acierto, y el mal momento por el que atraviesa el uruguayo Suárez.
El equipo tiene todo el derecho a caer en rachas de menos juego y todo el derecho para intentarla superar con paciencia, sin más presiones de las necesarias. Lo que más preocupa es ver a Messi intentando revertir la situación a base de musculo, empleo e ilusión. Se le ve frustrado de que el balón no entre y ese es un factor que el Barça no se puede permitir.
El argentino no engaña. Ni sabe esconder ni sus alegrías, ni sus enfados, ni sus frustraciones. Y hay momentos en los últimos tres partidos en que se le ha visto preocupado.
El que sí anda muy mal, es Suárez . Su lenguaje corporal es pésimo. Se pasa el partido lamentándose y haciendo gestos sin parar por no recibir el balón y lamentándose cuando falla goles o pases sencillos. No es que no marque goles en Champions, que es lo que le retraen, es que comete errores impropios de un jugador de su talla. Parece como si Suárez esté fundido y eso quizá tiene una explicación en la lesión que arrastra desde hace muchos meses. ¿Está al 100%? Fue extraño que Valverde no le cambiara en Lyon. Un reset le va bien a cualquiera, pero mantenerle en el campo fue un error porque aumento su ansiedad y debilitó, aunque parezca lo contrario, su liderazgo.
Y ese va a ser el problema del Barça de los próximos días, no un calendario demencial, si no un estado de ánimo que no parece el más adecuado.
Hay muchas explicaciones y teorías sobre lo que está ocurriendo, pero la que parece tener más cuerpo es la de que la Champions pesa este año una barbaridad. Se ha instalado la teoría de que este año no se puede fallar y por primera vez en muchos meses todos parecen estar demasiado obsesionados con el tema. El síndrome de Roma está pasando factura.
El Barça se ha merecido más que ningún otro equipo el estatus de que pase lo que pase estará bien. Este equipo ofrece un nivel de juego tan diferente a cualquier otro que las derrotas o las rachas no deberían afectar... tanto.
El problema es que prevalece le necesidad insaciable del barcelonismo: tras décadas de no ganar nada, ahora parece que hay que ganarlo todo. Y el Barça, sólo saldrá de este bache, no ganando al Sevilla y al Real Madrid dos veces... sólo se recuperará si deja de autoanalizarse y el entrenador cambia a los que tiene que cambiar. Si agobios, sin presiones, y haciéndolo fácil. Por el bien del equipo
El Barça está muy mediatizado por la Champions y debería evitar el autoanálisis