Suárez es sólo el síntoma
La sequía de Luis indica la enfermedad del Barça. Le resultó imposible marcar en Lyon y le está costando en todas las competiciones. En los últimos 5 partidos, 1 victoria, 4 empates y 4 goles a favor (2 de penalti)
Nada que ver, desde luego, con lo sucedido el año pasado en el Olímpico de Roma. En Lyon fue otra cosa, no aquella vergüenza. El Barça, sin hacer un partido extraordinario, jugó para ganar en Francia pero no lo hizo. Tiró 25 veces, le bloquearon 6 disparos y sólo 5 fueron a portería. Empate a cero y tres años sin ganar fuera de casa en una eliminatoria del máximo torneo.
El último triunfo data del 23 de febrero de 2016, con Luis Enrique en el banquillo y Messi anotando los dos goles en el campo del Arsenal. Desde entonces hasta hoy, el balance del periodo es desalentador: dos empates y cuatro derrotas en las seis últimas eliminatorias de Champions League, con un más que raquítico registro goleador: uno a favor, 13 en contra. La sensación es que es un problema colectivo, no individual. La sequía, sin embargo, señala
a Suárez cuando el uruguayo es
sólo el síntoma, no la enfermedad. Que Luis lleve 16 partidos en Europa sin marcar fuera de casa no sólo puede ser imputable a una mala racha personal que, en realidad, aún es mayor: 2 goles en sus últimos 23 partidos de Champions. Uno contra el PSG (el día del 6-1) y otro ante la Roma en casa (4-1).
Centrarse es un jugador, el que sea, es perder la perspectiva, no reconocer el problema. Y es que señalar a uno sólo no explicación válida para hacernos entender que el Barça no haya ganado la Champions desde 2015 ni, menos todavía, que el Madrid haya levantado cuatro de cinco. Tampoco explica que en las últimos cinco encuentros (en tres competiciones distintas) el Barcelona sólo haya ganado uno (1-0 de penalti al Valladolid) y haya empatado los otros cuatro. Apenas 4 goles marcados (3 de Messi )y 3 encajados. Es problema es de todos, no de uno. ¿O también es culpa de Suárez que el Barça sea el peor líder de las últimas 12 Ligas?