Dos golpes del Barça en Madrid
Ya dije en mi artículo de la semana pasada que cualquier partido en el Bernabéu es importante para el Barça. Recordé el famoso 0-5 de 1974 que nos encaminó en mi época de jugador hacia el primer título de Liga en catorce años y también, unas temporadas antes, la final de las botellas, la que ganamos al Real Madrid la Copa en su propia casa, con las consecuencias conocidas. Lo avisé porque sentía la necesidad de poner en valor la semana de los Clásicos que se avecinaba. El primero que venía en orden de llegada era el de Copa y corría la ‘brama’ que esta temporada la Copa interesaba poco al culé. Por suerte, ni nuestros jugadores ni por supuesto Valverde hicieron caso de eso. Ganaron 0-3 y se metieron en otra final, la sexta en seis años. Y como un partido tiene consecuencia en el inmediato, como también apunté el martes anterior en MD priorizando incluso el encuentro de Copa por ser el primero y por ser definitivo, luego repitieron en la Liga, dejando al Madrid a 12 puntos. Resumiendo, en cuatro días el Barça le ha metido al Madrid ‘el agua en casa’, una traducción libre de un refrán catalán que me permito citar. Ha sido la guinda a un febrero grande para el culé, con la Copa de basket en Madrid y los triunfos en el Bernabéu tras la ayuda previa del Girona en ese mismo estadio y, para rematar tanta felicidad, la esperada libertad de Sandro Rosell.
Sinceramente, creo que haber ganado el primer Clásico que algunos menospreciaban de antemano tuvo una gran influencia para ganar también el segundo. La doble victoria en el campo del eterno rival tiene una doble ganancia, aparte de dejarte a apenas un partido de un título y dar un paso más hacia el otro confirma que tú estás haciendo tus deberes mientras a la vez dejas al equipo con el que inevitablemente te comparas cada año en una situación comprometidísima... ¡a primeros de marzo!
La semana no pudo ser más completa porque, no lo olvidemos, justo antes del doble duelo Madrid-Barça el equipo azulgrana ya había pasado con nota sobresaliente la prueba de fuego de Sevilla, espoleado por un Messi impresionante. Como aquí siempre hay que debatir por todo, recordemos que el ‘hat trick’ del 10 en el Pizjuán abrió otra corriente de opinión de los que siempre ven el vaso medio vacío: sin Messi ,el Barça no es nada.
Pues bien, otra buena noticia de estos dos Clásicos es que el Barça se fue de Madrid ganando dos veces allí en cuatro días por un global de 0-4 y ni siquiera tuvo que vivir de la habitual puntería del mejor futbolista del mundo, lo cual por cierto no es un problema sino una ventaja, porque para eso es su estrella y como tal ejerce. Si yo fuera Valverde estaría doblemente satisfecho porque pensaría que como Messi, de una manera o de otra siempre ayuda, el equipo confirmó que tiene más recursos desequilibrantes para competir por todo. Primero toca reconocer el mérito de Valverde, que supo ganar cada Clásico de dos formas distintas, uno madurándolo y otro dominándolo. Y luego, el trabajo de los jugadores individualmente como parte de un equipo solidario: Ter Stegen se volvió a Barcelona con cero goles en 180 minutos, Luis Suárez -a quien por cierto ya elogié el pasado martes- firmó un ‘casi hat trick’ en el Clásico copero, Dembélé dio asistencias y ayudó en el repliegue, y Piqué y
Lenglet se salieron. Queda mucho aún y hay que seguir peleando, pero lo que deja la semana de Clásicos es que este Barça está justo donde debe, con opción a todo. Otros ya no pueden decir lo mismo