El nuevo traje de la Marató
Barcelona estrena el domingo un circuito retocado que suaviza el perfil sin renunciar a los reclamos turísticos
Cristian Llorens, director de la Zurich Marató de Barcelona, es estos días un hombre más que ajetreado. Su móvil echa humo, y así será hasta que el domingo se dispute la carrera por la que se desvive y a la que este año le ha cambiado el traje. Es el circuito de siempre, identificable porque, de Montjuïc (salida) a Montjuïc (meta), sus 42,195 kilómetros le dan al atleta un recorrido de postal turística, pero con cambios, porque el ‘runner' también quiere una buena marca, y la Zurich Marató se ha sometido a un ‘lifting' para perder algunos kilos.
UN CAMBIO ‘CONTROLADO’
El equipo de la Marató llevaba tiempo dándole vueltas a la posibilidad de retocar el circuito. Hace un año, tras la última edición, recibió el ‘OK' del Institut Barcelona Esports para presentar una propuesta. “Junto al IBE y a la Guardia Urbana exploramos qué se podía hacer”, cuenta Llorens, sin traspasar una barrera: la ‘filosofía' del circuito y la carrera. “Buscamos un trazado rápido, pero sin perder atractivo turístico. Hay puntos del recorrido que son innegociables”.
RECTAS ANCHAS, MENOS CURVAS
El resultado final ofrece, en general, ventajas para la consecución de marcas, sea de élite o de populares. “Y no solo porque hemos eliminado el punto más alto de la altimetría. También hemos introducido tramos en los que priman las rectas y rebajamos el número de curvas. Y el ancho de las calles es por lo general el adecuado”, cree Llorens, para una prueba con un volumen cercano a los 20.000 atletas.
CUATRO BLOQUES
Llorens enumera los cuatro puntos principales que han sido retocados: “Del Km 1 al 8 cambia bastante para conseguir menos desnivel y menos ‘callejeo'”. Ya no se sube hasta Diagonal, se alarga la primera gran recta (carrer de Sants/Collblanc) hasta conectar con Travessera de les Corts por Riera Blanca. El segundo cambio, del km 10 al 13, “suaviza el tramo de Passeig de Gràcia camino a Sagrada Familia”. El tercer gran cambio es en la Meridiana (del km 17 al 20), cuya larga recta sirve para compensar los metros perdidos en el resto de cambios. “Buscamos un punto que no fuera conflictivo para ‘cuadrar' la distancia, y la Meridiana te permite hacerlo sin curvas”. Por ello, el circuito llega más al Norte que nunca, hasta una curva de 180 grados para retomar la vía en sentido contrario. El cuarto punto con cambios es el ‘fatídico' final en cuesta, del km 40 al 42.
MENOS PARAL.LEL
Ese último retoque elimina buena parte del paso por el Paral∙lel, siempre en cuesta hasta la meta, y reparte ese desnivel entre Ronda Sant Pau/Urgell y Sepúlveda. Ojo, no significa un final más suave. “También pica hacia arriba, eso es inevitable”.
MÁS COMPENSADA
El resultado final es “una maratón más compensada, las dos ‘medias' están más equilibradas”, juzga el director de la prueba. En la primera ‘media' el desnivel es de 91 metros, y en la segunda, de 83. Si el objetivo se ha cumplido, se verá el domingo. Y LLorens tiene buenas sensaciones. “Hay maratones más rápidas, que no tienen que hacer concesiones a la vistosidad del circuito, pero igualmente es un circuito rápido, para que un ‘popular' pueda lograr su mejor marca. Y tiene mérito, porque tenemos una ciudad encajada entre el mar y una montaña, en la que el perfil llano no sale ‘solo'”
El circuito se ha sometido a un ‘lifting' necesario para hacerlo algo más rápido
Hay cambios en cuatro tramos, con serios retoques al principio y al final