Todo perdido, nada ganado
El Barça, vivo y favorito en las tres competiciones, ha hecho mucho pero le queda lo más difícil. Entre otras cosas, gestionar plantilla, emociones y eliminar al Lyon, que vendrá al Camp Nou como el Ajax fue al Bernabéu
El Real Madrid celebró ayer, mejor decir conmemoró con la discreción que exigía el día de San Julián y San Olegario, el 117 aniversario de su fundación. Despertó eliminado de todas las competiciones. El 6 de marzo, fecha señalada en la Casa Blanca desde que los hermanos catalanes
Carlos y Juan Padrós pusieron la primera piedra del club, es también imborrable para otras aficiones.
Nosotros, los incondicionales de la desaparecida y eternamente llorada UE Lleida, recordamos con orgullo y satisfacción real que ayer se cumplieron
25 años del más histórico triunfo jamás vivido en el Camp d’ Esports. Un 2-1 al Madrid de Benito Floro que le costó el cargo al entrenador. Por la derrota y por frases como esta, dirigidas a sus jugadores, y grabadas durante el descanso del partido y emitidas por televisión al día siguiente: “¿Dónde están esos cojones y la calidad y las ganas de jugar? Y como esta: “¡Joder, que sois el Real Madrid, hijos!”.
Y como esta también: “Ganad el partido sin excusas. El Lleida es equipo que el año pasado estaba en Segunda B, en Segunda A. ¡Con el pito nos los follamos! ¡Con el pito! ¡Dios! ¿No os da vergüenza?”. (Por cierto obsérvese la referencia de Floro a los cojones. El mismo argumento que utilizo Solari cuando debutó en el banquillo del Madrid contra el Melilla y explicó, en la previa, que jugarían con dos cojones. Error. Las pelotas que miden el fútbol no son esas)
Volvamos a lo nuestro. A casi mil kilómetros de Lleida, los del Deportivo tampoco olvidan el 6 de marzo, cumpleaños por cierto del presidente Sandro Rosell. En 2002 jugaron en el Bernabéu la final de Copa. Era el día que el Madrid cumplía 100 años y la escuadra gallega ganó, como el Lleida, 2-1 en un triunfo que ha pasado a la historia como el Centenariazo. (Otro paréntesis, Solari, el todavía entrenador del Madrid, jugó la segunda parte de ese partido sustituyendo a Pavón y Sergio, el ahora entrenador del Valladolid que le recibirá este fin de semana, también fue protagonista destacado. Éste con el Depor).
De vuelta a Catalunya, ayer mismo, los seguidores del Barça (que en una semana ganaron en el campo del Madrid en Liga y en Copa) festejaban como propia la victoria (1-4) del Ajax de De Jong en la segunda residencia de Messi. El Madrid también quedaba eliminado de la Champions. En ocho días, adiós a todo.
La cuestión es que más allá de la casualidad del 6 de marzo y más allá también de que, otra casualidad, en el año de la implantación del VAR el Madrid haya dado por liquidada la temporada antes de llegar la primavera, lo cierto y verdad es que aquel Lleida está en Segunda B, el Deportivo en Segunda A y el Barcelona todavía no ha ganado nada. Ha hecho mucho, sí, pero le queda lo más difícil. Gestionar el momento, las emociones y la plantilla. La experiencia del año pasado (recuérdese, por ejemplo, las consecuencia de no rotar contra el Leganés en el partido posterior de Roma) aconseja sentido común.
Y, como decíamos ayer, todo lo que está viviendo el Madrid, también es una lección para el Barcelona. El martes, la gran desgracia de esta gente fue medirse a un equipo, el Ajax, a un bueno equipo con jóvenes y muy buenos jugadores, que llegaba al coliseo blanco sin nada que perder. Y, así, sin la presión de la exigencia, jugó sin complejo ninguno. Exactamente como, la próxima semana, el Olympique de Lyon llegará al Camp Nou. Ojo al Cristo, que es de plata