ABONADOS A REMONTAR
Un golazo de Raúl de Tomás obligó al Barça a sudar para dar la vuelta al marcador ante un Rayo que no dejó espacios Arturo Vidal contagió al equipo con su entrega y marcaron Piqué, Messi (de penalti claro a Semedo) y Luis Suárez
No hay partido teóricamente rutinario que esta temporada acabe siendo cómodo para el Barça. Si esperaba tener una tarde plácida a la espera de la Champions, el conjunto azulgrana tuvo que cambiar pronto de idea. El Rayo Vallecano, muy necesitado de puntos, plantó en el Camp Nou una muralla humana ante Messi y compañía a la espera de que sonara la flauta en alguna contra y la flauta sonó. Un magnífico gol de Raúl de Tomás obligó a los azulgrana a remontar, una historia repetidamente contada esta temporada y que no siempre ha tenido un final feliz. Esta vez sí lo tuvo, con goles de Piqué, Messi de penalti y Luis Suárez.
Valverde ya había advertido la víspera de que a estas alturas nada es fácil. No lo es nunca, pero ahora menos. Y el Rayo evidenció que el tramo final de la pelea por el título de Liga, once jornadas faltan, estará lleno de trampa s. El conjunto azulgrana, muy tapado en el primer tiempo, recurrió a un cambio de sistema a modo de solución táctica y, como en Sevilla, empleó el 4-2-3-1 en la segunda parte. Igual que había ocurrido en el Pizjuán, una defensa de cinco, con mucha gente por el centro, se le atravesó al juego del Barça, con poca luz durante muchos minutos.
El Barça se enfrentó a un guión que ya ha tenido que repasar varias veces y que, a base de recitarlo, debe tener ya más que memorizado. Gol tempranero en contra y necesidad de remontada. Con algunas rotaciones pensando sin duda en el Olympique Lyonnais, una por línea, alguna obligada como la de Lenglet, reemplazado por Umtiti, el Barça tuvo que remangarse y sudar de lo lindo para asegurar tres puntos que, como todos a partir de ahora, eran vitales. Poca historia tiene el partido más allá de esa necesidad de apretar los dientes para ganar. Si acaso, el ejemplo de pundonor de Arturo Vidal, clave ayer para el Barça.
Fue Raúl de Tomás, la punta de lanza del 5-4-1 rayista, quien puso el Camp Nou patas arriba con un golazo, cuando los de Valverde apenas habían inquietado a Dimitrievski en un cabezazo de Messi, un remate flojo de Coutinho a asistencia de Leo tras gran pase de ‘King Arturo’ o un intento de remate de un voluntarioso Suárez, ahogado en el mar de defensores que el Rayo tenía por el centro. En una de sus escasas salidas, un balón largo llegó a De Tomás (R.D.T. en la camiseta), que con mucha calma encaró a Piqué y, cuando Semedo llegaba a ayudar, recortó y, con la derecha, ajustó un disparo al poste, lejos del alcance de Ter Stegen. Golazo.
Piqué lo arregla
Piqué sale en la foto del gol, pero se sacó la espina en el empate. Había que subir el ritmo y, con ganas de vender caro su puesto en el once, Arturo Vidal empujó. El chileno no sabe de regulaciones y fue objeto de una falta lateral por parte de Amat. Lanzó Messi y, de manera impecable ante un ejército de centrales que de repente desapareció, arrastrado en parte por un movimiento de Vidal, Piqué remató de cabeza a gol.
Dembélé fue el revulsivo. Entró por Arthur al descanso y, a los cinco minutos de la reanudación, contactó con Semedo por la derecha. El portugués fue objeto de penalti por parte de Amat (otra vez Amat), que le trabó cuando el lateral salía del recorte. Messi engañó por completo al meta rayista en el lanzamiento y puso por delante al Barça.
El Rayo cambió el sistema: pasó a defensa de cuatro y salió de la cueva. Pese a que tenía más espacios y necesitaba control, el Barça se rompió y a ratos sufrió, especialmente en un acercamiento fabricado por Pozo, el sustituto de Amat. Hasta que, en el tramo final, entró Rakitic en lugar de un, de nuevo, desafortunado Coutinho. A la primera que tuvo, el croata combinó con Suárez y Dembélé para acabar sirviendo el tercer gol del Barça al uruguayo, que se desquitó así de una tarde sufrida. Y el Olympique, tomando nota