No abusen del ‘schadenfreude’
Schadenfreude' es la palabra alemana para definir ese sentimiento tan feo como humano de sentir placer por la desgracia ajena. En los últimos días inevitablemente muchos culés han sentido con mayor o menor grado esa felicidad ante la humillación del Real Madrid en Copa, Liga y Champions. Ha sido la semana más negra en la historia reciente de los blancos. El pasado martes, después de la doble derrota frente al Barça y mientras el Ajax bailaba en Chamartín, la sensación de abatimiento generalizado entre el público del Bernabéu era tremenda, como el boxeador vapuleado que solo espera el golpe del KO. Barça y Madrid son vasos comunicantes y el fracaso de uno ensalza los éxitos del otro y viceversa. ¿O acaso los meritorios dobletes del Barça no han sabido a poco por las ‘orejonas' del Real Madrid?
En medio de la euforia por las múltiples desgracias del eterno rival no estuvo mal que
Raúl de Tomás despertara el sábado al Camp Nou y recordara que aun no hay ningún título en el bolsillo. Hubo tiempo de quitarse las legañas, rectificar y corregir para imponer la lógica frente a un equipo en descenso y sumar la cuarta victoria consecutiva en Liga. De cara al partido del miércoles ante el Olympique no hay red de seguridad y cualquier gol de los visitantes puede ser letal. La pólvora mojada de la ida deja un escenario complicado y habrá que afinar esa puntería que tanto faltó en Lyon. El partido del Ajax en el Bernabéu es un buen ejemplo de lo que puede hacer un equipo modesto jugando sin presión.
Disfruten, con moderación, del ‘schadenfreude' pero que la desgracia ajena no ciegue las carencias propias