La gran bajada de pantalones

La conversación pudo ir más o menos así. El teórico ser superior (SS) llama al teórico ser inferior (ZZ) y le dice: “Hola, amigo. Cuánto tiempo sin hablar contigo, ¿qué es de tu vida?”. ZZ replica: “Hola, pirata. ¿Qué te pasa? ¿Tienes problemas, eh? Te lo dije y no me hiciste caso. Mira que llevas años en eso, pero no aprendes”.

Con cara de besugo degollado el SS musita. “Hombre, verás. Es que yo pensaba que...”. ZZ le corta: “Vayamos al grano, para volver quiero tres cosas. Que te auto destituyas como director deportivo; que me dejes fichar y dar baja a los jugadores que yo quiera, incluido Bale , y, finalmente, que me dobles lo que cobraba y me dejes promocionar a mis retoños sin rechistar”.

Achantado y apabullado, con un hilo de voz el SS repite: “Es que yo pensaba que...”. Pero ZZ le corta otra vez: “Mejor pienses en la reproducción del berberecho en las Comores. ¡Ah! Y todo sin límite de presupuesto. Si es necesario te metes el nuevo Bernabéu donde te quepa”. Hundido, el SS susurra: “Es que yo pensaba que...”. ZZ sentencia enérgico: “Te dije qué pasaría y no me hiciste caso. Estás contra las cuerdas y ahora tengo que limpiar tu mierda. Desde este momento te dedicas a maquinar desde tu palco, a ver si colocas otro Castor, que es lo que mejor sabes hacer”. Confuso y contrito, el SS insiste: “Es que yo pensaba que...”.

“Sí, acertaste. Pensabas bajarte los pantalones y lo has hecho muy bien”, reconoce ZZ, que finaliza: “Dile al Buitre que a partir de ahora te llame ser inferior”. Y así fue como, mediante una gran bajada de pantalones, el SS pasó a ser el SI