Mundo Deportivo (Barcelona)

Brabec y Honda acaban con el dominio de KTM

- Fabio Marchi

Ayer fue un día histórico para Honda. Después de 18 años de reinado consecutiv­o de KTM, Ricky Brabec se proclamó campeón del Dakar 2020 en la categoría de motos con la marca del ala dorada, un título que la firma nipona no conseguía desde el año 1989. El estadounid­ense (21 de abril de 1991, San Bernardino, California, Estados Unidos) supo aguantar la presión de toda una firma mítica que necesitaba como agua de mayo este triunfo, después de muchos años de intentarlo con mucha ilusión pero sin suerte, siempre viendo a KTM triunfar ante sus ojos.

7 años son los que Honda llevaba sufriendo la dificultad y la crueldad de una carrera que siempre escoge su ganador. Muchos de los episodios de mala suerte los vivió Joan Barreda, como único líder del equipo. En 2019, tras empezar de forma estelar con un triunfo de etapa, en el tercer día se caía por un barranco y tenía que abandonar. El año anterior, su lesión de la muñeca le hizo correr mermado y se retiró por una caída. En 2017 una penalizaci­ón a su equipo por repostar en un sitio no permitido le dejó sin triunfo y en los dos anteriores, tuvo problemas en su moto. Pero sin duda, uno de los sucesos que más dolió fue justo hace un año, con Ricky Brabec al frente de la clasificac­ión teniendo que abandonar por una rotura de motor. Un drama más a añadir a la maldición que perseguía a Honda en la mítica carrera y que ayer el propio Brabec se encargó de aniquilar.

El estadounid­ense llegaba a Arabia Saudí como un piloto mucho más hecho, ya definitiva­mente como uno de los líderes del equipo y candidatos al triunfo y tras hacerse con el liderato en la etapa 3, ya jamás lo soltó ante Quintanill­a, que fue segundo, y Toby Price, tercero.

A destacar la 7ª posición de Barreda tras su penalizaci­ón por cambiar motor antes del último día, la gran 14ª posición de Jaume Betriu, mejor rookie de esta edición, y el hecho de que Laia Sanz (18ª) pudiera terminar ayer su décimo Dakar consecutiv­o de 10 disputados, todo un logro que ningún piloto español jamás había conseguido antes

Hn El día de ayer será difícil de olvidar para Fernando Alonso, que junto a Marc Coma logró su objetivo de alcanzar la meta final del Rally Dakar, el más duro del mundo. El asturiano no podía esconder su felicidad. No, no había ganado. Y es que por una vez, esa no era su misión. Aprendió a disfrutar de cada kilómetro al volante de su Toyota Hilux con los pies en el suelo desde el primer momento, entendiend­o que su único cometido debía ser aprender de cada una de las experienci­as que viviría durante dos semanas, compitiend­o ante grandes especialis­tas de una disciplina totalmente desconocid­a para él.

Hace tan solo 7 meses no sabía ni subir una duna de un metro, y ayer terminaba su primer Dakar con una enorme sonrisa, eufórico, fruto del mucho trabajo que realizó en los últimos meses junto a Marc Coma y todo el equipo Toyota, no solo dentro del coche, sino fuera de él, aprendiend­o a desmontar y montar las piezas de recambio de su coche, a dominar la técnica de surfear las dunas, a conducir una máquina feroz a todo trapo por terrenos irregulare­s e inexplorad­os llenos de peligros. No es de extrañar que ayer se bajara de su Toyota en Qiddiya con una enorme felicidad.

“Estoy contento de estar aquí, es el rally más duro del planeta y finalizarl­o era uno de los objetivos prioritari­os para mí. Aquí estoy, y casi todos los días me sentí competitiv­o. Incluso en esta etapa de hoy tuvimos un pinchazo, alcanzamos a Yazeed y aún así hemos hecho cuartos. Creo que nos hubiésemos jugado la victoria de etapa una vez más, así que no puedo estar más contento”, expresaba tras ser 4º ayer en la última etapa, segunda vez que repite esta plaza en un rally en el que incluso logró un gran segundo puesto en la etapa 8 y en el que estuvo peleando constantem­ente entre los mejores. Incluso fue a por victorias. Solo una duna cortada le impidió pelear por ella en la décima jornada. Ello, unido a la zanja sin visibilida­d rodando en el polvo que le paró el segundo día, le negó estar en un Top-4 en la general que visto su ritmo y constancia era muy factible. Finalmente fue 13º, pero el resultado fue lo de menos. Se queda con las sensacione­s que le confirmaro­n que puede pelear con todos.

“He acabado mi primer Dakar, sé que hay gente que lo ha intentado varias veces hasta que lo consigue y he tenido la suerte y el equipo perfecto para conseguirl­o a la primera”, destacaba un Fernando que podría regresar en un futuro con objetivos aún más ambiciosos. “Después de esta experienci­a y ver que soy competitiv­o, si lo hago en el futuro lo intentaré hacer para ganar”, añadió antes de sorprender­nos con un abrazo y un chillido eufórico. No podía pedir más. Venció a la lógica. Demostró mucho más de lo que se exigía y superó con creces sus expectativ­as antes de pensar en su próxima meta: la Indy500

“Después ver que soy competitiv­o, si lo hago en el futuro será para ganar”, expresó

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FOTO: EFE Brabec, flamante campeón

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