Mundo Deportivo (Barcelona)

La leyenda del elegido

N El quarterbac­k de los 49ers pasó en horaas de ser el eterno suplente a coonvertir­se en el jugador mejjor pagado de la NFL n En San Francisco están convencido­s que es el hombre que les devolverá el anillo, el heredero de Joe Montana

- David Llorens

n Durante un tiemppo Jimmy Garoppolo fue el ‘hype’ por antonomasi­a del deporte ammericano. Para quien no esté familiiari­zado con la terminolog­ía, un ‘hyype’ es un fenómeno mediático artiificia­lmente sobredimen­sionado, unn globo hinchado, mucho arroz paraa tan poco pollo. La noche de Halloweeee­n de 2017, en cuestión de horas paasó de ser un suplente que había dispputado sólo dos partidos como titular en tres años a convertirs­e en el juggador mejor pagado de la NFL, con un contrato de 137,5 millones de $ poor cinco años.

La operación era másm que arriesgada y podía haber saalido rematadame­nte mal, especiallm­ente cuando al año siguiente se rompiór el ligamento cruzado de laa rodilla y pasó casi toda la temporaada en blanco. Sin embargo, este chhico de 28 años, 1.88 m. y 102 kg. de peeso disputará el domingola5­4ªSuperrBo­wlalmando de los San Franciscoo 49ers, un equipo que llevaba cinco años sin meterse en el playoff.

No, Jimmy G no es un jugador cualquiera. El destiino parece haberse encapricha­do con él y hace que a su alrededor toodo gire más deprisa, que genere enoormes expectativ­as de las que él nno parece consciente. Siempre ha siido así para este italoameri­cano de unu suburbio de Chicago. Tampoco ese un quarterbac­k nato. Nunca tuuvo vocación de líder y en el colegioo prefería jugar como linebacker o comoc runningbac­k, propinar y enccajar golpes, bajar al lodo. Fue el enntrenado­r de la escuela secundaria ded Rolling Meadows quien decidió que ocupara el puesto clave del ataqque después de verle lanzar el balón porp puro placer en un entrenamie­ntoo.

Ignorado en la univversid­ad

Ningún ‘scouter’ universita­riou le prestó atención y, sinn beca, fue a parar a un ‘college’ de perfilp bajo, Eastern Illinois. Durrante tres años siguió pasandoo desapercib­ido hasta que enn su campaña final battió todos los récordss de yardaje y toucchdown­s de Tony Romo, que haabía salido de la miisma universida­d y que entonces estaba consolidad­o como quarterbac­k titular de Dallas Cowboys. En sus últimos partidos 31 de los 32 equipos de la NFL enviaron técnicos para verle en acción y tomar notas. Casi todos apuntaron lo mismo: “Sus manos son demasiado pequeñas y lanza demasiado deprisa”. El ‘scouter’ de los Patriots difirió del resto y su impresión fue muy positiva.

Jimmy G tampoco fue un suplente cualquiera. Elegido en segunda ronda del draft de 2014 (nº 62) por New England, su ídolo Tom Brady, al que imitaba desde el ‘high school’ tratando de copiar sus movimiento­s y mecánica de lanzamient­o, acabaría por convertirs­e en su compañero y en la barrera que le separaba de la titularida­d pero también en su mentor, su referente y su espejo. Absorbió muchas de las virtudes del GOAT: su tremendo nivel de exigencia, el conocimien­to enciclopéd­ico de sus compañeros y de las defensas oponentes, su inagotable capacidad de trabajo. Establecie­ron vínculos: comparten agente (Don Yee) y un grupo de whatsapp en el que también está el tercer quarterbac­k de los Pats, Jacoby Brissett, hoy titular en Indianapol­is Colts.

Aestas alturas en la NFLtodos sabían que Garoppolo tenía madera, pero nadie esperaba que Brady estirara su carrera hasta más allá de los 40 años y taponara sistemátic­amente su futuro. Cuando, ya en su tercer año en la franquicia, el GOAT fue suspendido cuatro partidos por el famoso ‘deflategat­e’, Jimmy tomó las riendas con eficacia y corroboró la sensación generaliza­da de que tenía carácter para ser titular en cualquier sitio salvo en New England. Pocos meses antes de convertirs­e en agente libre, el ‘coach’ Bill Belichick le liberó de su eterna suplencia a cambio de picks de draft. Su destino, San Francisco.

Los Niners le cubrieron de oro y durante cinco semanas fue el jugador con el contrato más jugoso de la NFL. Se desató la Jimmymania en la bahía, los aficionado­s estaban seguros de que la franquicia por fin había hallado al sucesor de Montana y Young, el dúo de quarterbac­ks que condujo a San Francisco a ganar cinco anillos en 13 años a caballo de los 80 y los 90. En su primera visita al Levi’s Stadium de Santa Clara, Jimmy se encontró en la fachada con un gigantesco retrato del cuatro veces campeón ‘Joe Cool’ con la leyenda ‘faithful then’ (fieles entonces); pocos metros más allá había otro con su propia imagen y la leyenda ‘faithful now’ (fieles ahora).

El ojo clínico del ‘coach’ Shanahan

Kyle Shanahan había llegado a los 49ers pocos meses antes en su estreno como ‘head coach’ tras haber brillado como coordinado­r ofensivo en Atlanta. Una de sus primeras decisiones fue conseguir un quarterbac­k que pudiera ser un referente tanto para sus compañeros como para la afición. Tenía muy claro que Garoppolo tenía el carisma que buscaba y en cuanto se presentó la ocasión, convenció a la franquicia para no reparar en gastos. Su debut fue inmejorabl­e: cinco victorias seguidas y la ilusión bajando a raudales por las empinadas calles de Frisco. Luego llegó la lesión y otra temporada perdida.

Entre derrota y derrota y con Jimmy restableci­éndose, Shanahan iba acumulando piezas para completar un puzzle ganador. La última, la incorporac­ión vía draft de Nick Bosa, un defensor agresivo y desequilib­rante. Cuando llegó el pasado septiembre, los Niners volvían a tener una plantilla equilibrad­a, profunda y competitiv­a para celebrar el regreso de Garoppolo.

Jimmy Gtiene dos anillos de campeón que no considera suyos porque era Brady quien los ganaba. Continúa rechazando sistemátic­amente entrevista­s, pasa casi de puntillas en redes sociales y se quita de encima a las revistas que le persiguen para que acepte sesiones de fotos. Es muy bien parecido pero, pese al acoso constante, es muy celoso de su vida privada. Su único desliz fue una cena en Beverly Hills con una actriz porno, Kiara Mia, inmortaliz­ada por los ‘paparazzi’ y de la que él tampoco ha soltado prenda

Durante tres años fue el reserva de Brady y éste se convirtió en su mentor y su referente

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FOTO: GETTY Jimmy G tiene ante sí el enorme reto de crecer bajo la inmensa sombra de Joe Montana y Steve Young

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