N Impactante vuelta de la talentosa e imprevisible ex nº 1, campeona de Roland Garros y Wimbledon n Garbiñe jugará mañana (09.30 h) ante Sofia Kenin por un título que no ganaron Arantxa y Conchita
n Veintidós años después, una española en la final femenina del Open de Australia. Garbiñe Muguruza, 26 años, recobró su excelencia de campeona de Roland Garros 2016 y Wimbledon 2017 para rebasar a la rumana Simona Halep por 7-6 (10-8) y 7-5 en 2h.05’.
Muguruza se da la oportunidad de conseguir un título que se le escapó a Arantxa Sánchez y a su actual entrenadora Conchita Martínez. Será su cuarta final de Grand Slam, mañana a las 9.30 horas contra la estadounidense Sofia Kenin, 21 años y 15ª del ranking WTA.
La norteamericana de ascendencia rusa eliminó a la nº 1, la australiana Ash Barty, 7-6 (8-6) y 7-5, levantando en ambos parciales dos pelotas de set en contra a una rival bajo mucha presión.
Será el segundo choque entre Garbiñe y Kenin. En Pekín cerró la caraqueña su gris 2019 cediendo 6-0, 2-6 y 6-2, pero eran otros tiempos, de crisis. El selectivo ADN
Muguruza se ha reactivado. No es la 32ª del ranking mundial, vuelve a competir como la nº 1 que fue.
La colaboración con Conchita Martínez da réditos, como ya sucediera puntualmente en Wimbledon 2017. La oscense es la primera entrenadora desde la pretemporada y juntas vivirán una segunda final de Grand Slam.
Empezó la caraqueña el torneo con un 0-6 ante Shelby Rogers y pidiendo asistencia médica porque llegaba enferma tras un proceso vírico. Se recobró paulatinamente y, libre de tensión, alcanzó su cota máxima de tenis. Agresiva, decidida, en el ataque y en la defensa. 39 golpes ganadores y 44 errores no forzados, por los 20 y 23 de Simona Halep, otra campeona de Roland Garros y Wimbledon y ex nº 1, a la que batió por cuarta vez en dura.
A cielo abierto, pese a que el índice por calor estaba en 4.9, cerca del 5.0 que hubiera obligado a cerrar el techo dominó su semifinal. Siempre tuvo una marcha más que meter. En el primer set Muguruza sirvió para cerrarlo con 5-4, pero entregó diez puntos seguidos, por lo que tuvo que remontar dos bolas de set para llegar al ‘tiebreak’, en el que salvó otro par, para cuarto. Ella remató a la tercera ocasión, tras haber dejado escapar un 6-4. Una montaña rusa, por la propia irregularidad, de tanto riesgo, de la española, pero sin olvidar a la excepcional adversaria que tenía delante, que no había perdido una manga en la competición hasta este día.
Destrozó la raqueta Halep, de rabia. No dejó de pelear y se adelantó 4-2. Se agarró Muguruza al saque (10 aces) para mantenerse en la pugna por un parcial al que dio la vuelta para llegar a la duodécima final de su carrera, primera desde Monterrey 2019, su séptimo y último título por el instante. Garbiñe en esencia. De repente emerge en los escenarios donde se escribe la historia. Brillante. Con una actitud loable, peleando cada punto con igual humildad que clase. Sobresaliente
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