Mundo Deportivo (Barcelona)

Los lobos de San Francisco

N La joven defensa de los 49ers es la más temible de la NFL y puede ser determinan­te en la Super Bowl

- David Llorens

n Los Niners tienen una jauría de lobos en la defensa. Muy rápidos, agresivos, potentes, con hasta cinco primeras rondas del draft en el ‘front seven’, la línea que trata –y normalment­e consigue– de desbordar la barrera de protección del quarterbac­k rival para derribarle o meterle tanta presión que se vea forzado a errar el pase. Son temibles, jóvenes y ponen mucho empaque físico en la pelea; dos de sus hombres, DeForest Buckner y

Arik Armstead, superan los dos metros de estatura y los 130 kilos de peso.

Como los lobos, actúan de manera coordinada para abatir una presa. Y, como los lobos, tienen una pareja alfa que dirige las operacione­s. Pero hace un año esta jauría pasaba mucha hambre porque carecía de liderazgo.

Kyle Shanahan, técnico de los San Francisco 49ers, saldó la temporada 2018 con 4 victorias y 12 derrotas. Su análisis de tan parca cosecha llegó a dos conclusion­es: 1. El ataque no le preocupaba porque su quarterbac­k titular, Jimmy Garoppolo, se había perdido casi toda la temporada por una grave lesión de rodilla y cuando regresara todo volvería a su cauce; el juego de carrera iba acoplándos­e y tenía un sólido receptor de referencia, George Kittle. Y 2. Tenía un muy, muy serio agujero en la defensa.

Disponía de algunas buenas piezas, pero le faltaban un par para completar el puzzle. Y no le bastaba con dos cualquiera, necesitaba piezas maestras. Algunas le costarían dinero. Otras no, porque iba a elegir en el draft en segundo lugar y sabía que Arizona Cardinals, que tenía el primer pick, necesitaba un quarterbac­k y le dejaría el camino expedito para apostar por un defensa.

En marzo de 2019 adquirió a Dee Ford (28 años, 1.88 m. y 114 kg.) de los Kansas City Chiefs, precisamen­te su rival el domingo en la Super Bowl de Miami, por un pick de draft. Le firmó un contrato de 87,5 millones de dólares por cinco años. Por fin tenía un líder, alguien veterano y clarividen­te capaz de conducir al resto. Solventada la falta de sabiduría, aún le faltaba una inyección de adrenalina y debería ser realmente pura para que su idea cristaliza­ra.

Un mes más tarde, en el draft, Shanahan eligió a Nick Bosa, un portentoso atleta de la Universida­d de Ohio State. Hermano menor de Joey Bosa, todo un All Star defensivo en las filas de los Chargers, era casi una réplica suya: un armazón imponente (1.93 m. y 121 kg.), veloz de piernas, brazos tremendame­nte poderosos y una mente capaz de radiografi­ar el juego al instante. El ‘coach’ pasó por alto las polémicas que le rodeaban –‘likes’ a comentario­s racistas en las redes sociales, apoyo a los peores instintos de Donald Trump, insultos al que fuera quarterbac­k de los 49ers Colin Kaepernick– porque parecía moldeado para la defensa perfecta que imaginaba. Habló con él, consiguió sonsacarle una disculpa pública y recondujo su agresiva naturaleza hacia el terreno de juego, con resultados óptimos.

Bisnieto de un ‘capo’ mafioso

Quizá sea genético. Los Bosa son bisnietos de Tony Accardo, que heredó la jefatura de la mafia de Chicago del mismísimo Al Capone cuando fue encarcelad­o por evasión de impuestos. Basta un apunte para saber cómo se las gastaba: en 1978, cuando tenía 71 años y estaba de vacaciones en California, unos ladrones entraron a robar en su casa de River Forest. Días más tarde siete personas, los supuestos cacos y sus cómplices, apareciero­n degolladas. Uno de ellos fue destripado, castrado y le quemaron la cara con un soplete porque era de ascendenci­a italiana y debería haber sabido con quién se metía.

Kwon Alexander, llegado desde Tampa Bay Buccaneers en otra operación ‘cash’ (54 millones por cuatro años), fue la guinda del pastel. Los lobos al fin estaban listos para aprender a compenetra­rse durante la pretempora­da y salir de caza sin tomar prisionero­s en su camino hacia la Super Bowl.

Es difícil que Patrick Mahomes, quarterbac­k de Kansas City, esquive las acometidas de la jauría de Shanahan, pero si alguien puede conseguirl­o, él es el hombre. Sólo tendrá hecha la mitad de la tarea: detrás hay una secundaria eficaz comandada por el ilustre Richard Sherman, uno de los líderes de la mítica ‘Legion of Boom’ que llevó a Seattle Seahawks a disputar dos Super Bowls y ganar un anillo. A los 31 años sigue siendo un cornerback más que solvente, capaz de amargarle la noche a cualquier receptor

Agresiva, rápida y con muchos kilos, la zaga ‘Niner' está lista para atormentar el enorme ataque de los Chiefs

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FOTO: GETTY Dee Ford y Nick Bosa (camiseta roja) placan implacable­mente a Kirk Cousins, quarterbac­k de los Minnesota Vikings

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