Víctor Tomàs pone la piel de gallina a los barcelonistas
Víctor Tomàs, capitán del Barça, anunció ayer que se retira del balonmano. El corazón no anda todo lo fino que debería, la vida está siempre por delante y ayer nos puso los pelos de punta a aficionados y periodistas. El Barça ha gestionado bien su salida. Por la discreción, por haber fichado ya su sustituto con tiempo y tranquilidad (asegurándose un crac del Kielce como Blaz Janc) y por haber anunciado que le retirarán la camiseta con el 8 en el Palau. Su talento y su entrega irreprochable durante tantísimos años bien lo merecen. Ayer recordé que, en la vida, he tenido dos conversaciones muy breves con Victor Tomàs. Hace cinco años le encontré en un restaurante de la calle Santaló y, como un aficionado pesado, me acerqué a él y, en un ataque de sinceridad, le dije que si en el Barça todos los jugadores -también los de otros deportes- los tuviesen tan bien puestos como él, o tendríamos más títulos o estaríamos más orgullosos de ellos. Lo agradeció con educación. El pasado lunes, en la Gala de MD, volvimos a hablar brevemente. Le dije que en el triunfo de España en la Eurocopa me había faltado él. Volvió a sonreír, pero ayer me di cuenta de que en su mirada había un “si tu supieses”... El sueño de 23 años en el Barça puede terminar todavía de la mejor manera. Levantando la Copa de Europa. Será un aliciente más para luchar todos por el gran objetivo. Víctor lo merece
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