Mundo Deportivo (Barcelona)

Bilbao, el partido de la semana

- Carles Rexach

Vienen ahora para el Barça dos de esas salidas que, desde que tengo memoria, siempre se han considerad­o de las más difíciles. El jueves espera el Athletic en San Mamés y el domingo, el Betis en el Villamarín. Los dos partidos son importante­s, pero si tengo que decantarme por uno en orden de prioridad sería el primero en llegar. ¿Por qué? Perder en Bilbao dejaría ya una consecuenc­ia irreparabl­e: despedirse de uno de los tres títulos que marcan cada temporada. Ante el Betis, en cambio, un marcador que no fuera satisfacto­rio aún no te descartarí­a para la Liga, aunque fuera una experienci­a desagradab­le por lo que te puede alejar del liderato. Naturalmen­te, y quien me conoce lo sabe, a mí siempre me gusta pensar en positivo y la ambición del Barça es invariable: obliga a ir a por la victoria juegue donde juegue.

El punto de referencia, que es siempre el partido anterior, deja una sensación muy buena y otra no tanto. Ese es un problema que está teniendo el Barça a lo largo de la temporada, antes con Valverde y ahora con Setién: a este equipo le está faltando continuida­d incluso dentro de un mismo partido. El nuevo entrenador lo asume sin reservas en sus análisis de cada encuentro en las ruedas de prensa, lo que quiere decir que está pensando en ponerle remedio y en corregir errores porque los detecta.

Ante el Levante hubo dos ‘Barças’. Uno, el de la primera parte, que jugó francament­e bien, generando muchas oportunida­des, un Barça que debió irse con 4-0 en vez de con ese insuficien­te 2-0 que no cerraba el partido. El otro, el de la segunda parte, sobre todo en su tramo final, en el que el Levante se subió a las barbas, teniendo en pocos minutos tres o cuatro ocasiones muy claras incluso para compromete­rle el marcador al Barça.

Tanto se habló en los primeros partidos con Setién de que el Barça tocaba demasiado el balón sin pisar el área que meda la impresión de que eso, aunque no quieras, acaba llegando a los jugadores. Porque, siendo sinceros, aunque siempre se suele decir que no lees nada en la prensa, al final te lo lees todo. Y lo que al equipo se le reprochó, por ejemplo, en Valencia, es que tirara la primera parte sobando la pelota sin ninguna profundida­d, agresivida­d, ni intención ofensiva.

Pues bien, a mi entender no hay que renunciar a nada. La clave es saber en qué momento necesitas un fútbol más directo y cuando tienes que dormir el juego. Tan lógico es que cuando no tengas el partido resuelto imprimas velocidad y vértigo a tus acciones como que cuando ya no has conseguido ampliar tanto el marcador como para seguir divirtiénd­ote procures que allí pase lo menos posible. Eso es en lo que falló el Barça el domingo en el Camp Nou: desde ese minuto 80 o por ahí, con 2-0, el partido ya pedía ese pase, pase, pase, pase... que sólo sirve para alargar la jugada por alargarla. En ese tramo ya no tiene sentido acelerar el juego, por el riesgo que supone concederle al rival una vida más. Ahí, al que tienes enfrente, mejor aburrirlo, incluso a tu propia parroquia del Camp Nou, que debe entenderlo. Es eso que no hace tanto tiempo alguien llamó “dominar ‘el tempo’ del partido”, frase que, por cierto, queda muy bien.

Ahora la temporada entra en su fase de definición y esta semana es una buena prueba de ello, sobre todo con el partido de Copa. La clave es que el equipo sepa a qué jugar en cada momento. A acelerar o a parar

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FOTO: PEP MORATA Athletic-Barça, a partido único en la Copa. Está en juego el seguir peleando por un título
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