Hoy, como si no hubiera mañana
Principio o final fuera de casa. El título de Copa obliga a ganar en San Mamés, donde se perdió el primer partido de Liga. El Barça, muy herido por fuego amigo, se lo juega contra el Athletic que lleva siete partidos sin ganar
Herido, muy herido, por los disparos de Abidal, el corto vestuario del Barça viaja a Bilbao defendido por Messi y exigido por todo el mundo. Le espera el Athletic, que ganó el duelo que abría la Liga y que ahora, en el campeonato, encadena siete partidos sin ganar: dos derrotas, la última el fin de semana pasado ante el Getafe (0-2), y cinco empates.
El dato, indicativo, no da para confianzas porque la fiabilidad del Barça es tan relativa, que seguimos como estábamos hace un mes. El equipo, ahora con Setién, sigue sin jugar un partido completo y para ganar en la Catedral necesita, como mínimo, hacer 90 minutos de categoría. Acaso 120. Y hasta ahora no hemos visto esa hora y media de juego continuo que invite a predicciones positivas.
Puede, sin embargo, que las palabras de Abidal señalando al vestuario sirvan de acicate y el equipo, guiado por Messi, se aplique con el máximo interés. Saliendo, de principo a fin, como si después de hoy no hubiera mañana. Una opción que sería responder exactamente a las condiciones del examen. No hay partido de vuelta. Para meterse en semifinales, el único resultado bueno es ganar.
Cualquier otra cosa es quedar fuera de la competición y, en estas circunstancias de tensión, agravar la tensión, el mal rollo que se adivina en la decadente relación del Vaticano con Roma. O viceversa. Del equipo con la directiva. O, de nuevo, viceversa. Bartomeu puso a Abidal al frente de la diplomacia, convencido de que podía ser el embajador de Roma en la Santa Sede, y Eric ha sido cualquier cosa menos el sutil representante que se pretendía. Pero, vamos, el secretario técnico no juega en Bilbao. Además de en Instagram, hay que responderle en el campo mientras, internamente, se trabaja para maquillar la crisis
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