Solucionen problemas, Barça y City
Llegué al Camp Nou un cuarto de hora pasadas las tres de la tarde. Los culés iban bajando por Arístides Maillol ilusionados, con muchos jóvenes y niños, porque este horario de las cuatro de la tarde, sobre todo en invierno, es excelente para disfrutar de un partido de fútbol y también de la familia que, con niños ataviados con camisetas del Barça, van alegres al campo. El partido empezó con algunos pocos minutos de retraso y desde el primer momento se vio un Getafe muy compacto, característica habitual de los equipos de Bordalás, que casi amedrentó al Barça metiéndolo en los primeros minutos en su propio terreno de juego. No me interesa la controversia Setién-Bordalás, pero es evidente que el equipo de este último es un grupo compacto, duro, que hace faltas pero de una manera que apenas son aparatosas, con lo cual evitan las tarjetas, rompen el juego. En definitiva, han conseguido que un club de pocas posibilidades en apariencia esté en puestos de privilegio.
Frente a ello, un Barça voluntarioso pero poco eficaz y, sobre todo atacante, que daba una sensación de debilidad que llegó a provocar algunos silbidos cuando el juego se iniciaba reiteradamente en los pies de Ter Stegen y costaba pasar de medio campo para llegar al área contraria. Tuvo que ser, una vez más, la aparición de Leo la que en muy pocos minutos rompió lo que estaba pasando y colocó un 2-0 esperanzador en el marcador. Cuando en el segundo tiempo Ángel hizo un bonito gol, más de uno empezó a pensar que a este Barça le falta aire y le faltan refuerzos. Por fortuna, la cosa quedó en victoria mínima, se sigue en los primeros lugares y todo está abierto de aquí a final de temporada. No hay que desesperar, aunque el nivel de juego no sea el más deseable. Una última cosa del partido. ¿Se fijaron en nuestro banquillo? Había un brasileño, un chileno, un croata, un albanés, un portugués y un uruguayo... ¡Viva la diversidad!
La noticia de la semana ha sido la sanción de la UEFA al Manchester City. Es evidente que la aparición de grandes fortunas en clubs de fútbol de diversos países ha creado una situación de desequilibrio económico que puede alterar la competición. Esto ya lo han aplicado desde hace años en Estados Unidos y, de forma estricta, hay un control en los movimientos dinerarios de los clubs. En este caso y también en el PSG, curiosamente en manos ambos de jeques árabes multimillonarios, se ha realizado la fórmula de inyectar dinero en sus respectivos clubs a cambio de contratos de patrocinio que cubren oficiosamente estos enormes ingresos que no provienen del propio club. Los franceses eludieron una grave sanción y ahora el City tiene un fuerte problema por delante. La realidad es que las ansias de expansión del jeque de Abu Dabi han llevado al grupo a que no sólo lo formen el propio City, sino también un club en Nueva York (Estados Unidos), otro en Australia y a tener la mayoría de acciones del Girona. Esto hace que el impacto que pueda tener esta sanción sea de gran nivel y haga cambiar la política económica del grupo.
Con todo esto están relacionados varios culés que van desde Guardiola y su grupo de colaboradores hasta Soriano, exvicepresidente del Barça; Txiki, exdirector deportivo, y otros que están trabajando en el mismo club. No puedo anticipar una solución a corto plazo, pero es evidente que puede afectar al día a día profesional de estos amigos y sólo queda desearles que pueda resolver lo mejor posible esta situación. No podemos criticar la sanción de la UEFA porque el control financiero es clave para que la competición esté abierta y con posibilidades para todos los clubs y, en especial, el nuestro, el FC Barcelona
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