Tapoco da

uperado el entrañable momento Interflora –“tú eres muy bueno, Pep”, “y tú más, Zizou”- el fútbol tomó la palabra y del juego floral apenas quedaron las formas y un resultado que para el Madrid es criminal: 1-2. Huelga añadir que el valor doble de los goles fuera de casa condena al Real y acerca a este City de capital musulmán a la Yanna, su paraíso; mientras el rival bordea el infierno.

El mazazo es de los que hacen época y la caída en octavos, salvo milagro blanco en el Ethihad, un baldón difícil de justificar para el 13 veces campeón de Europa. Zidane apostó por una alineación que sorprendió por la ausencia de Kroos y obtuvo premio hasta que Bale suplió a Vinicius. El joven brasileño falló el gol del partido, pero propició el 1-0, y se fue al banquillo con ventaja. Lo de Bale es mala suerte; tres minutos después de entrar vio el 1-1 y de ahí en adelante el desmoronamiento de su equipo, hundido por una cadena de disparates: el penalti de Carvajal que De Bruyne transformó en el 1-2 y la expulsión de Sergio Ramos por hacer falta en una ocasión manifiesta de gol, tras un error inconcebible de Casemiro.

Con una sinceridad arrolladora, implacable en el enunciado y realista en la definición, antes del Barça-Nápoles (1-1) Messi anticipó, grosso modo: “Este equipo no nos da para la Champions”. Por el desarrollo y las trazas del encuentro, en el San Paolo patentó la aseveración. El empate a uno en campo contrario es, no obstante, anticipo de una noche mejor para los culés. La siguiente pregunta es si al equipo de Zidane, “le da”. La respuesta, en Hamlet: “Ser o no ser, ésa es la cuestión”. A estas horas, el Madrid no es. A ver el domingo

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