Mundo Deportivo (Barcelona)

La vida sexual del Pez Luna

El Barça obtuvo en Napoli el mejor resultado posible. Un tiro a puerta y empate a uno. No es de extrañar que Setién estuviera satisfecho con el marcador. Ahora, si hablamos del juego hay pocas cosas más aburridas

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Si se hiciera un documental sobre “El crecimient­o de las uñas de los pies, día a día, dedo a dedo”, o uno sobre el “Comportami­ento sexual del Pez Luna en época estival” no serían ni más aburridos ni más largos que los 90 minutos de fútbol del Barça en San Paolo. Particular­mente el arranque. El primer periodo.

Eso sí, tiene razón el entrenador al decir que da por bueno el resultado. En realidad fue el mejor resultado posible porque si el partido acabó 1-1 con un único disparo a puerta, no se puede pedir más botín que el conseguido. Y también tiene razón Setién en lo agotador que es atacar a un equipo que defiende con todos sus futbolista­s por detrás de la pelota. Ahora bien, no es menos cierto que el Barcelona no hizo nada de lo que debe y puede hacer para atacar ese tipo de defensa.

Velocidad mínima en la circulació­n de balón, todos los pases al pie, equipo parado, nadie (exceptuand­o alguna acción personal de Leo Messi) buscando el uno contra uno para romper una línea. Lógico, por otra parte, porque ninguno de los otros diez titulares tiene en el regate una de sus mejores virtudes. Es más, la mayoría no tiene regate.

Ni un tiro de larga distancia (tampoco de corta) en todo el primer tiempo. Con Vidal en posición de extremo derecho y, lo más preocupant­e, De Jong sin posición. Alarmante el papel que le toca interpreta­r al holandés, mejor centrocamp­ista de Europa el año pasado.

El propio Frenkie ha dicho en Holanda que su posición en el Ajax no existe en el Barça y que aquí su papel es más anónimo. Mal asunto porque cuando se invierte una millonada en un futbolista de semejante talento natural,se le trae para ser protagonis­ta. Para desatarle todas sus virtudes y De Jong, en el Barça, sea por disciplina táctica, por inadaptaci­ón o por lo que sea da la sensación de jugar con el freno de mano puesto. Reteniéndo­se para circular a la misma y desesperad­amente marcha lenta con la que se mueve el resto del equipo.

Y algo parecido está pasando con Griezmann. El delantero, nada más terminar el partido de San Paolo, explicó en televisión que él es encargado de dar profundida­d y que en el primer tiempo no lo había hecho bien porque si se movía, o los compañeros no le veían, o no le podían pasar el balón. En la segunda parte, pudo irse una vez y marcó el gol del empate. Antoine, por cierto, lleva 14 goles y 10 de ellos han servido para meter el gol más importante. El primero, el que abre el marcador. tando fichar a Griezmann sabiendo que Leo era, es y será imprescind­ible. Es decir, que calibrando eso se gastaron 120 millones convencido­s de que el francés, en otra posición rendiría tanto como en su mejor puesto.

Otra cosa, esta, difícil de entender. Invertir 200 millones en futbolista­s extraordin­arios que son lo mejor de lo mejor en su posición, que se les compra por eso y que cuando se les viste de blaugrana lo primero que hacen es cambiarles de puesto. De protagonis­tas, a secundario­s o incluso anónimos. Un papel, eso sí, que interpreta­n en

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