Setién, las formas y el fondo

tra semana larga sin Copa que debía servir para oxigenar al equipo y crecer a nivel táctico tras la derrota del Clásico ha vuelto a hacerse eterna por el ruido y el lío. Tras el caso de las redes sociales, aún no cerrado, llegaron los rumores de revuelta interna contra Bartomeu, quien no se plantea dimitir y al que ningún directivo le ha dicho a la cara que dé un paso al lado. Y esta semana todo ha girado en torno a los aspavientos y las palabras gruesas de Sarabia en el banquillo de Chamartín, otro foco de desgaste en este caso para Setién. Quique pidió perdón por las formas de Eder en El Periódico y muchos lo han interpretado como una bajada de pantalones. Hay otra visión: Setién está ante la ocasión de su vida y no quiere echarla por la borda. Y menos si lo que vio le chirría. Unos cuantos futbolistas tienen la piel muy fina, cierto, pero ver comentarios despectivos de alguien que, como jugador, llegó a Tercera puede molestar a un internacional que está jugando un Clásico a 180 pulsaciones. Eder debe saber que el foco del Barça no es el del Betis, que puede exigir pero no rajar en público y que el gran objetivo del Madrid es la Liga. Por tanto, cuanta menos munición se le dé, mejor. Al final, lo inquietante de la entrevista de es que diga que “poco a poco nos estamos ganando el derecho a que (los jugadores) confíen más en nosotros y a que nuestro criterio prevalezca en muchas cosas para plantear el plan y enfocar los partidos”. Si ese derecho no lo siente ya como propio 53 días después de firmar, malo. Quique, créaselo ya. Se acaba la temporada

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