Mundo Deportivo (Barcelona)

Hopp, el magnate y benefactor polémico

N Ha llevado al Hoffenheim a la élite y reivindica su modelo frente a la tradición

- Homero Fernández

n Dietmar Hopp pasó su niñez corriendo con sus amigos detrás de una pelota en una pequeña aldea del sur de Alemania. Su inocencia infantil vivía ensombreci­da por las bombas de la Segunda Guerra Mundial. Antes de que naciera, su padre Emil, un maestro de colegio pronazi, incendió la sinagoga de Hoffenheim en la Noche de los Cristales Rotos, contra la comunidad judía de Austria y Alemania registrada. La violencia promovida por Adolf Hitler dejó un centenar de muertos y más de mil templos quemados. La primera chispa del Holocausto. Años después, pactada la rendición del Tercer Reich, los habitantes de Hoffenheim restañaron sus heridas y los jóvenes volvieron a correr detrás de una pelota.

Dietmar jugaba de delantero y era bastante bueno. Un carnicero, fanático de los colores locales, siempre tenía un premio para su equipo. “Sabía de mi debilidad por las salchichas caseras de hígado y me regalaba un frasco por cada gol que conseguía. Así me gané a los otros compañeros”, rememora Hopp medio siglo después. Pero el éxito le llegó como ingeniero en telecomuni­caciones. Antes, tuvo que vender carbón, cosechar remolachas y recoger caracoles. La compañía multinacio­nal IBM le dio el primer trabajo. Allí encontró al equipo con el que lograría cumplir la promesa a su madre: “Seré millonario”. En 1972, abandonó la gran marca y con los colegas Hasso Plattner, Claus Wellenreiu­ther, Klaus Tschira y Hans Werner Hector, creó la gallina de los huevos de oro. Le llamarían SAP (Sistemas de Análisis y Programaci­ón) y se dedicaría al desarrollo de herramient­as informátic­as para las empresas e industrias. Hoy, SAP tiene 440.000 clientes en 180 países con una red de 100.000 empleados en 140 países. Sus actividade­s reportaron en 2018 unos 25.000 millones de euros. Según el ranking de la revista Forbes, Hopp ocupa el lugar 96 en los millonario­s del planeta, con una fortuna de 14.000 millones de euros.

Treinta años de inversión

En 1989 Hopp empezó a ayudar al Hoffeinhei­m. Primero comprando balones e indumentar­ias, luego aportando unos 500 millones de euros para acabar construyen­do en 2009 un nuevo estadio para 30.000 espectador­es. También implementó toda la estrategia de desarrollo y crecimient­o del talento deportivo basado en los jóvenes.

El fruto de SAP le ha servido a Dietmar para desarrolla­r desde 1995, a través de una fundación, programas de apoyo a la investigac­ión científica y tecnológic­a. En homenaje a su gestión, el astrónomo alemán Felix Hormouth bautizó como Dietmarhop­p a un asteroide que descubrió en 2008. Es un acérrimo defensor del ‘mens sana in corpore sano’ y ha aportado unos 50 millones de dólares en instalacio­nes deportivas en una veintena de pueblos de la región Rhein- Neckar, de la que es originario.

En su vida, lo solidario no está peleado con el lujo. En 1999, le compró al actor Sean Connery un castillo en la Provenza con 220 hectáreas que transformó en un hotel de lujo y también hizo construir dos campos de golf donde se disputan torneos internacio­nales, a menos de una hora de Mónaco.

De amateur a la Champions

En la temporada 2007-08, el Hoffenheim llegó a la Bundesliga tras un camino de 18 años desde el fútbol amateur y en 2019 se clasificó para la Champions. En verano se cumplirán 20 años de aportes continuos al club y eso le dará el derecho, según la reglamenta­ción vigente, a quedarse como dueño del equipo. Es la opción que irrita a los que entienden que así, se perjudica la evolución natural de los clubs, como expresione­s identitari­as populares de comunidade­s o regiones. En la Bundesliga, Wolfsburg (Volkswagen), Leverkusen (Bayer) y Leipzig (Red Bull) están soportados por estructura­s empresaria­les. Les llaman los clubs “de plástico”. Hopp se defiende: “Por ejemplo, el Colonia es considerad­o un equipo de tradición (1948) y el Hoffenheim es de mucho antes. Si se aplicara ello en la economía, hoy no existirían ni Microsoft, ni Google, ni SAP”.

El conflicto ha llegado a las gradas y expresa la dicotomía que tendrán que resolver las autoridade­s del fútbol germano, donde SAP es uno de los grandes aliados. Mientras los ultras se sienten criminaliz­ados por lo que consideran libertad de expresión, Hopp afirma que esas actitudes, que cree discrimina­torias, le recuerdan “tiempos muy oscuros”. ¿Se referiría a la Noche de los Cristales Rotos?

Combina una faceta solidaria con el lujo e incluso un asteroide lleva su nombre

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FOTO: GETTY Dietmar Hopp desató la ira de la afición del Bayern pero los jugadores le apoyaron
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