De la utopía al mundo Real
Las dudas del Barcelona, por más que hasta ahora haya sido infalible en su estadio, se miden esta tarde al equipo más convencido del campeonato. Un examen final. Como todos los partidos que le quedan al campeón
Quique Setién ha logrado lo que muy pocos consiguen. Vivir su utopía. El cántabro está donde imaginaba estar. Aterrizó en el Barça caminando con más cuidado que Neil Armstrong en la luna. Eso sí, el astronauta americano dejó huella con su primer paso y el míster sigue andando como quien pisa huevos. Mejor dicho, con el cuidado que aplica el que no quiere pisarlos.
Instalarse en la utopía es más difícil que alcanzarla. No se trata de sobrevivir sino de vivir. Y a Setién le está costando imponer su liderazgo. Lo confesó en la entrevista de ayer en El Periódico al reconocer que algunos futbolistas son “un poco reticentes a los cambios” aunque, acto seguido, añada que observa un ambiente extraordinario en el vestuario.
Más preocupante fue esta otra explicación: “Cuando un futbolista está con un nivel de confianza alto, tiende a que todo le salga bien. Cuando desciende, ¿qué suele pasar? Salvo los que tienen una gran personalidad, algunos se esconden detrás de los rivales y no quieren el balón”.
¿Cómo un equipo cuyo gran argumento es el balón alinea a titulares que no quieren el balón? ¿Cómo un equipo que quiere ganar la Liga, que puede ganarla, se muestra reticente a la idea de juego cuando se llevan 26 jornadas? ¿Por qué el equipo camufla su responsabilidad, la actual y la anterior, en las excusas de los técnicos?
Frente a todo esto, hoy llega al estadio todo lo contrario. Un grupo de buenos futbolistas que forman un gran equipo a partir de la comunión absoluta con la idea del entrenador. Finalista de Copa y avalado por un fútbol de categoría, la Real más convencida llega pletórica al mundo de las dudas del Barça, que si hoy se esconde ya no habrá quien le encuentre
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