Ni las guerras pudieron con las ganas de fútbol
N En la I Guerra Mundial se jugó hasta en la trinchera y en la II, el balón retó en Londres las bombas nazis
n Lo que el Coronavirus ha conseguido no lo lograron ni las guerras mundiales ni la Guerra Civil española: parar completamente el fútbol. En todos los casos hay un denominador común que tiene explicaciones que navegan entre la psicología y la sociología; el fútbol como terapia. Ante la crisis sanitaria actual todo el mundo comprende que el balón es secundario. Pero del mismo modo se entiende que el día que vuelva a rodar otra vez será uno de los signos más fiables de que la normalidad ha regresado.
Dado que el fútbol empezó en la segunda mitad del Siglo XIX, las catástrofes globales que conoció fueron las grandes guerras. En la I Guerra Mundial (1914-1918) hubo diez millones de muertos y ocho millones de desaparecidos. En la desgracia, el fútbol, aunque minimizado, se abrió paso en las condiciones más inhóspitas como una vía de escape. Conocida es la famosa tregua de las trincheras en la Nochebuena de 1914, cuando soldados británicos y alemanes, en Ypres (Bélgica), jugaron partidos en tierra de nadie. Durante horas no hubo disparos, sólo fútbol. En 1990, el grupo británico The Farm dedicó la canción ‘All together now’ a aquel armisticio esférico y en 2014 la UEFA conmemoró el centenario de los encuentros en el fango de la trinchera. En Inglaterra, el fútbol sobrevivió al inicio de las hostilidades: la Liga 1914-15 fue para el Everton. El torneo ya no se reanudó hasta 1919, con alirón para el West Brom, ya que durante el lapso 1915-1918 muchos futbolistas fueron llamados a filas. Ni así dejó de jugarse del todo. El fútbol femenino tomó el relevo con equipos como el Dick y Kerr’s Ladies. Alemania, Italia y Francia pararon sus torneos oficiales, también por el reclutamiento de jugadores. Entre 1914 y 1918, España, que no entró en guerra, mantuvo la Copa, ganada tres veces por el Athletic, una por el Madrid FC y otra por el Real Unión. En 1917, Narcís Masferrer, director de El Mundo Deportivo y uno de los prohombres que elevó las excelencias del deporte, proclamó que “aunque todo perezca y se derrumbe todo, triunfará por encima de ello el deporte”. A diferencia del Coronavirus de hoy, ni siquiera la Gripe española, que en mayo de 1918 infectó a ocho millones de españoles y acarreó 300. 000 fallecimientos, paró el fútbol.
La II Guerra Mundial (1939-1945) tampoco involucró a España, que tras su Guerra Civil reemprendió sus campeonatos. Incluso durante su propio conflicto bélico hubo torneos y partidos en las zonas controladas por la República y por el ejército franquista sublevado, como la llamada ‘Liga del mediterráneo’ de 1937, ganada por el FC Barcelona , y la Copa de la República o de ‘La España libre’, que se apuntó el Levante. Además, hubo una gira de la selección vasca por Francia, la URSSy Méjico para recaudar fondos para la República. Y el Barça, con los 12.900 dólares que recaudó haciendo ‘las Américas’ , salvó al club de la bancarrota.
Tampoco la II Guerra Mundial acabó con las ganas de fútbol. En Inglaterra se jugaba la ‘Wartime League’’, sin el sello de la FA, pero con decenas de equipos organizados en Ligas regionales con limitación de aforo a 8.000 espectadores por temor a los bombardeos nazis. Entre 1939 y 1945 los campeones fueron West Ham, Preston, Wolverhampton, Blackpool, Charlton y Bolton. Las finales en Wembley desafiaban a la Luftwaffe reuniendo a 60.000 almas Aunue la campaña 1939-1940, fue interrumpida por la invasión alemana, en Francia también se jugó. En Italia hubo fútbol hasta 1943 y en Alemania hasta 1944, con reanudación en 1947. Para Adolf Hitler fue un reclamo propagandístico irrenunciable.
A veces se le volvió en contra: en 1942, un equipo ucraniano, en plena ocupación alemana, osó vencer a los representantes del ejército nazi. Muchos de los ‘insolentes’ triunfadores murieron tras aquella afrenta. Un monumento recuerda a los inmolados del Dínamo de Kiev de 1942. Otras veces, en cambio, el uso del fútbol dio sus réditos publicitarios: el 12 de abril de 1942, ante 100.000 espectadores y un desfile de esvásticas, Alemania y España empataron 1-1 en un partido montado a mayor gloria de Hitler y Franco para la División Azul.
Lo que queda claro,pese a todo, es que el fútbol no paró ni en las más amargas circunstancias
El fútbol siempre fue uno de los signos más fiables de la sensación de normalidad
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