Con buena voluntad se jugará todo

Es difícil hablar de cosas como el fútbol con lo que está pasando. La gente ahora está, lógicamente, por otras cosas, pero aunque sólo sea para desconectar un poco de tanta mala noticia y de estar permanentemente pensando en lo mismo es hasta sano especular qué se hará cuando vuelva al fútbol. Así que voy a contribuir un poco a este entretenimiento mental.

Estos días, en el tiempo que queda para hablar de otras cosas, se ha hablado bastante de qué pasará con las competiciones que quedaron colgadas en su último tercio y ya hay quien hace quinielas diciendo cuándo podrá volver a jugarse al fútbol. Esa fecha, por lo que parece, aún queda lejos.

De entrada, como ya apunté en otro de los artículos que hice durante este confinamiento casero, insisto en que lo que empezó un día habrá que acabarlo algún día. Y eso será cuando sea. Si nos estamos aguantando la prisa por salir a la calle, es mucho más fácil que el fútbol se aguante la prisa por regresar. Quedan once partidos de Liga y, en el mejor de los casos, hablando del Barça, que es mi equipo, quedarían seis de Champions. Hay que jugarlos y terminar estas competiciones que ya están en su fase final, por decirlo así. Si eso significa que hay que empezar la próxima temporada en octubre o en noviembre, pues que empiecen en octubre o en noviembre. ¡Qué se le va a hacer! Ese es un problema muy menor comparados con otros que estamos viendo estos días. A la UEFA con la Eurocopa y al Comité Olímpico con los Juegos de Tokio les ha costado un poco entenderlo, pero al final han elegido lo sensato: aplazar, no suspender.

Hay quien ve como algo increíble eso de jugar la Liga o la Champions en agosto. Pues no me lo parece, teniendo en cuenta las actuales circunstancias, nunca vistas. Todo lo que está pasando en el mundo no lo habíamos sufrido nadie, así que habrá que adaptarse. La actitud positiva, algo que siempre busco ante un problema ,- este que tenemos es muy, muy gordo-, es aplicar el refrán: a grandes males, grandes remedios. Al final, el ser humano se adapta a casi todo. Y nunca pasa nada. ¿Que jamás se hizo antes? Pues se hace y ya habrá un precedente.

Traducido, eso significa que si los jugadores nunca han jugado una final de Champions en agosto, igual este año tendrán que hacerlo, y que si los contratos están pensados en situaciones de normalidad, pues habrá que inventarse algo para que los equipos, repito, acaben lo que empezaron. Es lo que hay en una situación que, más anormal, imposible.

Con buena voluntad de todos, en un mes o poco más se puede ventilar todo jugando sin parar entre semana. Y es verdad. Igual para que los jugadores aguanten tanta ‘tralla’ con el calor del verano habrá que inventar más, como por ejemplo que la FIFA decida excepcionalmente que los equipos puedan hacer más de tres cambios durante un partido. Hasta en eso todos los clubs estarán más o menos igual de mal.

Eso tiene mucho más sentido que dejar colgada la temporada sin solucionar objetivos que se han ido construyendo antes de este parón inédito en la historia y que ha dejado todos los campeonatos empantanados, como por ejemplo los ascensos y los descensos. Y la próxima temporada, ya veremos cómo lo arreglamos. Primero, arreglemos esta

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