Llega la sobriedad
falta de fútbol en tiempo real las televisiones nos sirven partidos memorables como si fueran documentales de la Gran Guerra o del desembarco de Normandía. El inevitable apagón futbolístico nos ha enviado al pasado mientras la gran industria que rodea al más masificado de los deportes ha entrado en un periodo de racionalidad y reflexión sobre el presente y el futuro. El virus, como las grandes riadas, ha puesto al descubierto la anarquía que se escondía bajo el glamour de los títulos, los fichajes, los millones, las televisiones y las grandes gestas. El sabio Vicente del Bosque decía ayer en este diario que la desgracia debe unir y no desunir. Se refería al clima de división que se ha creado en el país y que es fatal para todos en tiempos de pandemia. El fútbol no se escapa de las divisiones que ya eran endémicas como la incomprensible pugna abierta entre la FIFA y la UEFA, entre la Liga y la Federación Española de Fútbol y entre las empresas que gestionan los derechos televisivos y los clubs. El tiempo avanza y no hay acuerdos sobre si hay que acabar las competiciones abiertas o preparar ya la siguiente temporada. Estas discusiones son propias del mundo del fútbol. Pero hay una reflexión básica, muy sencilla, que hay que hacerse y se resume en una célebre pregunta de Josep Pla al contemplar la gran luminaria de Nueva York: “Y esto, ¿quién lo paga?”. El fútbol no generará tanto dinero como para mantener los gastos actuales. Habrá que apretarse el cinturón para vivir con la misma pasión pero desde la sobriedad y austeridad que vienen H