Mundo Deportivo (Barcelona)

Un antes y un después, también del fútbol

- Carles Rexach

Estos días tan raros que ninguno de nosotros habíamos vivido ya han cambiado nuestra perspectiv­a. No hace ni un mes que debemos estar en casa para contribuir a que este ‘maleït’ virus no haga aún más daño que el que está haciendo. De entrada, lo más importante e inmediato, en la salud de las personas, algunas de las cuales hemos visto con impotencia ‘marcharse’ por una enfermedad de la que hace muy poco nadie sabía nada. Hay sentimient­os de todo tipo, a veces contradict­orios, que se mezclan con todo esto que estamos pasando, pero de una cosa estoy cada vez más convencido: habrá un antes y un después para todos cuando pase lo peor de la epidemia. Habrá un antes y un después en la manera de vivir, en la economía, en la sociedad en general. Y, por supuesto, también para el fútbol.

El miedo no será fácil de dejarlo atrás y eso va a a afectarnos a todos. Cuando los que más saben de esta enfermedad tampoco lo saben todo a pesar de los muchos esfuerzos que dedican, al resto del mundo nos queda una duda que no nos podremos quitar de encima de un día para otro. Llevo semanas leyendo las noticias sobre los planes de la UEFA o de las diferentes Ligas especuland­o sobre el calendario para reanudar las competicio­nes, las nacionales y las internacio­nales, cuando de entrada todo hace indicar que, por lo menos hasta mayo, nadie podrá empezar a salir de casa y ya veremos cómo lo hacemos.

¿Por qué digo que en el fútbol también habrá un antes y un después? Pues porque me cuesta mucho imaginar que de aquí a equis tiempo, cuando los gobiernos empiecen a suavizar el confinamie­nto, podamos ver un estadio lleno. El sentido común, que en ese caso será la precaución, lleva a pensar que al principio se intentará jugar a puerta cerrada, luego con 10.000 espectador­es y así progresiva­mente... Y al aficionado le quedará la tentación de, si se televisan los partidos de su equipo, quedarse en casa por si acaso. Ya veremos cuanto tarda en irse de la conciencia colectiva ese ‘por si acaso’ . El miedo es algo difícil de sacárselo de encima.

Claro, el fútbol tal y como está pensado, mucho más en los últimos tiempos, no es para que se juegue en estadios vacíos y los contratos de televisión tienen en cuenta todas esas condicione­s para pagar lo que han venido pagando hasta ahora. De ese chorro de millones han vivido los clubs para poder hacer fichajes que, también de eso estoy convencido, no podrán hacerse después de que se nos abra la puerta de casa desde fuera.

La austeridad es la salida que quedará, porque de entrada los equipos tienen contratado­s a jugadores y deberán cuidarlos antes de lanzarse a traer a otros sin saber si habrá red cuando se planteen hacer una operación de las que se venían haciendo en los últimos años, con traspasos de más de 100 millones. Eso, creo, que habrá que aparcarlo, y ya veremos si se instala una nueva cultura, aunque sea a la fuerza. Los clubs están endeudados y no se arriesgará­n a más. La idea es que no se les vaya la mano a nadie, no al menos como hasta hace cuatro días. Eso también ya ha afectado a los jugadores.

Podemos volver, en cierto modo, a un fútbol algo más ‘casolà’, por decirlo así, y quizás frenar la escalada sea bueno a medio/largo plazo para que el fútbol vuelva al terreno de la normalidad. Porque, repito, me da la impresión que la normalidad no se alcanzará en quince días

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