Algo parecido al fútbol
ué felicidad poder volver a escribir un lunes postpartidos aunque sea de un fútbol con sabor a bocata de chóped. Una versión distópica de un futbol huérfano del color y sonido de la grada. Como una metáfora del deporte de verdad, sin una de sus esencias: la emoción que genera en el público. La primera jornada ‘postvirus’ de la Bundesliga nos sabe a un aperitivo tan artificial como necesario. A nivel deportivo, las dinámicas se han mantenido a pesar del dichoso parón. El Dortmund sigue siendo un equipo alegre, liderado por el imparable Haaland, que suma cinco victorias domésticas al hilo y acecha al Bayern. El Leipzig se descuelga con el tercer empate consecutivo y el Eintracht se reafirma como una sombra gris de ese equipo que revolucionó Europa el pasado curso.
Los cinco cambios otorgan a los entrenadores mucho más poder de intervención: muchos optaron por introducir cambios en el descanso, algo normalmente reservado a las emergencias. Una nueva medida que terminará favoreciendo a los poderosos con plantillas más amplias o posibilidad de pescar en el filial. Aunque algunos poderosos como el Barça, con una planificación deportiva cuestionable, tendrá difícil de beneficiarse de esta amplitud a no ser que Setién decida apostar decididamente por la cantera.
El seguimiento médico determinará si ha sido un éxito el regreso del futbol en Alemania. Y si bien son muy respetables las voces internas discordantes, en el fondo, los futbolistas son unos privilegiados de poder volver a su profesión de una forma segura. Muchos otros deportistas vieron sus sueños truncados, incluso futbolistas profesionales, como las jugadoras de Liga Iberdrola
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