La Juventus y Pjanic no se rinden
N En Italia, Sky aseguró que Arthur se abría a negociar su traspaso pero el entorno del medio brasileño lo negó
n La Juventus de Turín no ceja en su empeño de intentar activar el trueque Pjanic-Arthur antes del próximo 30 de junio. Una operación que en el Barça también se ve con buenos ojos pero en la que el club azulgrana sabe que todo depende del futbolista brasileño. Y por ahora, según se explica desde su entorno, se mantiene firme en su deseo de cumplir su contrato como azulgrana, que dura hasta 2024.
La última hora en clave juventina la aporta Sky Sports, en concreto el reputado periodista Gianluca Di Marzio, que asegura que el club turinés sigue apretando con fuerza a Arthur para que acepte su oferta, que pasa por ofrecerle una ficha anual de cinco millones de euros.
Según Sky, Arthur, a través de sus familiares más directos, sigue dialogando con el ‘capo’ deportivo de la Juventus, Fabio Paratici, lo que se interpreta en Italia como una señal de apertura del jugador a un traspaso al club de Turín. En paralelo, desde el entorno del jugador se asegura que nadie del entorno de Arthur habla con la Juve y que hace varias semanas ya le dejaron claro al club italiano que su deseo era seguir en el Barça, a cuyos dirigentes deportivos también se les comunicó lo mismo.
Su charla con Setién
Por tanto, las versiones no concuerdan aunque sí que parece que hay una cosa clara: la Juventus aún cree en poder desatascar una negociación en la que se espera que Arthur capte el mensaje de que no es titular para Quique Setién, quien en los tres últimos partidos del equipo (los del regreso a la Liga tras el confinamiento) sólo le ha puesto de titular en uno (el del Leganés) y le ha dejado en el banquillo en dos (en Mallorca y en Sevilla).
Sin embargo, gente cercana al futbolista relata que, tal como reconoció Setién, mantuvo una reunión con Arthur para hablar sobre su futuro y que, cuando el jugador transmitió su voluntad de seguir, Quique le comentó que iba a contar con él.
Trifulca desmentida por Sarri
En paralelo, el prestigioso diario La Stampa publicó ayer que Miralem Pjanic, el otro jugador involucrado en este posible trueque, tuvo una discusión con su entrenador, Maurizio Sarri, extremo que negó el técnico posteriormente. “¿Mi pelea con Pjanic? Esa historia es uno de los mayores engaños de la temporada. Hablo mucho con él. Quizás Miralem sea uno de los tipos con los que tengo más contacto y con quien hablo más. Es uno de los chicos con los que tengo mejor relación”
Has expectativas generadas por el Barça post coronavirus cayeron en saco roto en el Pizjuán, donde volvió a dar muestras de falta de recursos, como antes de la pandemia. Más allá de lo que pueda ofrecer Messi, el equipo carece de desequilibrio y su futbol continúa siendo demasiado previsible, sobre todo para los rivales que cierran espacios acumulando jugadores detrás. Para colmo, Setién da claros síntomas de haberse sometido a las jerarquías del vestuario, como se comprobó con el ostracismo de Ansu, a costa de que Suárez completase los 90 minutos con rendimiento decreciente. Al cántabro se le vio sin recursos, hundido en el banquillo, con indumentaria impropia de un “mister” del Barça y con su segundo, Eder Sarabia, llevando la voz cantante. Para colmo, la Liga puede haber acabado para De Jong debido a la lesión en el sóleo, mientras Griezmann continúa sin dar señales de vida, más allá de su esforzado sacrificio. Demasiado poco para alguien que presumía de poder compartir mesa con Messi y Cristiano. Menudo atrevimiento. Muchas son las voces que pronostican cercano el final de ciclo, similar al de los Bulls en “The last dance”, una de las series del confinamiento. Aquel equipo victorioso de Chicago y el actual Barça guardan muchas similitudes. Principalmente por estar liderados y sometidos a dos mega estrellas, ( Jordan y Messi), cuyo ascendente es absoluto respecto a cualquier decisión que afecte al equipo. Y por estar rodeados de dos excelentes generaciones de jugadores a los que les cuesta reconocer que ha llegado el momento del relevo. Habrá que esperar que el próximo baile en el Camp Nou tarde menos de los veintidós años que llevan en Chicago sin un solo título
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