Villarreal vale hasta en clave Champions
Puede que al Barça ya no le dé tiempo de ganar esta Liga, pero tengo bastante claro que incluso siendo así el partido de Villarreal va a servir de mucho. Lo digo incluso en clave Champions. Ya era hora de que viéramos al Barça jugando bien. Ese es un objetivo que, la verdad, ha costado mucho de conseguir durante toda la temporada y por eso, si el Barça acaba con el aburrimiento, ya habrá ganado.
Este domingo, tras ver al Real Madrid venciendo otra vez por un gol de diferencia y nuevamente en otra tarde con polémica, el peligro de que el Barça bajara los brazos estaba ahi. No sólo no fue así sino que diría que, sentados ante la televisión, pudimos disfrutar del mejor partido de la temporada. Alargo esa sensación incluso a la época anterior a la pandemia. La pelota corrió con rapidez, los jugadores entraron enchufados, el control de la situación fue absoluto incluso tras el momentáneo empate del Villarreal y las oportunidades se sucedieron con mucha frecuencia. Este equipo tan redondo en todos los sentidos hacía mucho que no lo veíamos. Reconocimos al Barça.
Repito, para ganar la Liga no sé si se llegará a tiempo, viendo además cómo sopla el viento desde que se retomó la competición, pero este Barça nos mantuvo muy despiertos ante la tele y eso que el partido se jugó muy tarde. Tras una serie de encuentros raros, el Barça encontró una fórmula para explotar sus cualidades con continuidad y dejando en muy poca cosa a uno de los equipos que más en forma había vuelto del confinamiento.
En Villarreal, el Barça marcó cuatro goles, los mismos que en Mallorca, pero la sensación no tuvo nada que ver. La gran diferencia fue el chorro de oportunidades que generó el equipo de Setién. Marcaron cuatro, pero pudieron ser ocho. El juego fue preciosista y se generó desde la propia inspiración. Eso fue un cambio de concepto. La pregunta es por qué ahora sí y antes no. Lo primero que hay que decir es que el reto del Barça es insistir en esa idea que tan buenas sensaciones trajo.
Hoy en día, jugar con tres delanteros estáticos, no le estaba yendo bien al Barça. La gente tiende a creer que acumulando más atacantes un equipo es más ofensivo y a veces no es así. Si no llegan balones de calidad y no hay profundidad no deja rédito. El Barça atacó mejor con dos puntas. Lo pudimos comprobar con la posición de Suárez y Griezmann por delante de Messi, que tuvo más posibilidades de pase desde la posición de mediapunta. El uruguayo y el francés marcaron sus goles desde el pasillo del interior, con opción de hacer la diagonal, y liberaron en sus costados un espacio para que Semedo y Sergi Roberto, por un carril, o Jordi Alba, por el otro, dieran más repertorio al sistema de ataque culé. Los comentaristas no dijeron esta vez aquello de “se ataca por dentro” o “se ataca por fuera”, porque en realidad el Barça supo hacer las dos cosas. Al final, tuvo cinco tíos atacando, un problemón para el rival.
Este es el camino en el que insistir. El Barça tiene cuatro partidos de Liga para engrasar este plan, con el que creo que le puede ir mucho mejor. Si no gana la Liga queda una Champions en la que, tras ver lo del otro día, creo más. La clave es jugar bien para que los jugadores tomen moral. Eso, y ganar al Nápoles, el partido crucial. Parece que se jugará en el Camp Nou, faltaría más. Eso es innegociable. Luego quedaría la fase final en Lisboa. Y, en contra de lo que hubiera dicho otros años, creo que a este Barça le puede ir mejor a un partido que a dos
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