El Barça volvió a ser el Barça
l último partido de los de Setién brindó a propios y extraños un agradable ‘déjà vu’ de lo que es, o mejor dicho, de lo que debería ser este Barça. Más que un buen partido ante el Villarreal, fue la confirmación de cómo tenían que haber actuado los técnicos, preparando y alineando, y los jugadores, en el césped, en jornadas anteriores.
La actitud del equipo culé, que tenía delante un rival que llegaba con una racha muy positiva de juego y resultados, tuvo de nuevo la identidad blaugrana de la que tanto nos enamoramos. Vimos goles espectaculares de Griezmann y Suárez, elaborados por Messi; combinaciones en zonas muy difíciles de realizar; y el balón corría como nunca, sin interrupciones. Sergi Roberto, en el centro, aportó creatividad, frescura y sintonía con muchos compañeros. Más de uno sonreía como hacía mucho que no lo hacía.
El único ‘pero’ es que, seguramente, esta reacción llegue tarde. No tuvo ningún sentido ver a Griezmann en el banquillo ante el Atlético. También me llama la atención lo fácil que está siendo esta temporada rematar en la portería de Ter Stegen, cuando sus actuaciones casi siempre son sobresalientes. La diferencia de goles en contra es lo que penaliza al Barça respecto al líder.
Hoy Barça y Espanyol se enfrentan en un derbi dramático para los dos. Mucho que perder y poco que ganar para los protagonistas, pues ni una victoria podría servirles para sus objetivos, aunque estos sean, eso sí, bien distintos. El Espanyol puede ser sentenciado en el Camp Nou, pero no tengo duda que lo dará todo.