Aniversario

oneda al aire, el Madrid pide cara y le sale. Es la suerte de los dioses, que cuando le esquiva protesta: confabulan los demonios, interpreta. Excusas. Jugadas que parecen idénticas se sancionan de manera diferente porque son dispares. Y como últimamente las decisiones arbitrales son sus aliadas, alrededor cunde el desánimo y crecen las protestas. Son ciclos regulares, cuanto más cerca está la solución del campeonato, más encono provocan los fallos de los jueces. Asumido que al Madrid le sonríe la fortuna, que “el azar sólo favorece a quien sabe cortejarlo” ( Charles Nicolle), se admite también que las imperfecciones del rival son cómplices.

El sábado se cumple el décimo aniversario de la gesta española en el Mundial de Suráfrica. 11 de julio de 2010, fecha inolvidable, e irrepetible, a tenor de las señales de la selección. Fue un ciclo mágico que se agotó con la retirada escalonada de jugadores esenciales: Puyol, Xavi, Xabi Alonso, Villa, Torres, Casillas, Iniesta… Los relevos no hacen milagros; sobreviven como pueden a la púrpura de los antecesores. Y lo que ocurre en la selección sucede también en el Barcelona, vivero de aquel generador de títulos y fútbol. El carácter de Puyol no se ha reproducido, tampoco la omnipresencia ni la sabiduría de Xavi e Iniesta. Messi es más viejo. Tampoco está Guardiola, que vio a tiempo las orejas al lobo, ni Luis Enrique, que aguantó el tirón con los restos del naufragio. Es lo que hay, además de unos frustrantes fichajes y el recurso del pataleo.

Recuperar la grandeza es la consigna azulgrana y que los árbitros se equivoquen en contra del Madrid, el anhelo. Con la trayectoria actual, parece más fácil que Fernando Alonso repita algún éxito de antaño en su retorno a la Fórmula Uno. Veremos

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