Mundo Deportivo (Barcelona)

Perseguido todo el día por Barcelona

Desde que llegó casi a las ocho en El Prat, Jorge Messi sorteó periodista­s en busca de la reunión con Bartomeu

- Sergi Solé

n Como si de un jefe de estado se tratara, la salida de Jorge Messi en el avión privado de la familia ya fue transmitid­a en directo por algunos canales argentinos en la tarde del martes. Y, cómo no, una nube de cámaras le esperaban ya desde antes de salir el sol en la terminal de vuelos privados del aeropuerto de El Prat ayer miércoles, un día clave para el futuro de Leo Messi. Jorge ya estuvo en contacto telefónico con el presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, pero su intención era verse con él en la Ciudad Condal para poner las posturas opuestas encima de la mesa.

El padre de Messi no se prodigó mucho en palabras al salir por la terminal de El Prat a las ocho de la mañana, un cuarto de hora después de aterrizar el ’jet’. “No sé nada, muchachos, déjenme”, se limitó a decir mientras buscaba el taxi que le esperaba. Nadie de la familia había recabado en enviarle un automóvil con alguien cercano a cargo.

De allí, directo a las oficinas de la Fundación Leo Messi, enfrente del Hotel Sofía, al otro lado de la Diagonal y desde cuyas ventanas más altas se puede ver el Camp Nou. A unos 800 metros del Estadi, donde tantísimas tardes y noches de gloria ha dado su hijo, Jorge se reunió con sus abogados y pendiente también del teléfono no sin decir algo más a su llegada ante el micrófono de Cuatro. “¿Está difícil que Leo se quede en el Barça? Sí. ¿El City es una buena opción? No sé, no he hablado con nadie. ¿Ha hablado con Pep Guardiola? No”.

Tres horas después en Can Barça, el presidente Bartomeu despedía con honores a Ivan Rakitic, goleador en la final de Berlín-2015, precisamen­te, la última Champions conquistad­a por Messi. La foto con los 13 trofeos ganados de culé dio que pensar si se repetirá o no con Bartomeu en próximas fechas si el presidente deja al lado su postura inflexible de no dejar ir gratis a Leo ni de negociar un traspaso. Y no apunta a un cambio.

Jorge Messi estuvo en sus oficinas hasta que se dirigió a un restaurant­e italiano (La Focaccia

Dante Gori, en el barrio de Sarrià) a las 13.55 h., esta vez sí, escondido de los periodista­s en un coche que salió directamen­te del parking. Le acompañó, en una comida de solo una hora y media, su hijo Rodrigo, mano derecha de Leo en Barcelona. Por la mañana salió a pie del taxi hasta la puerta. Se alejó a toda velocidad dando esquinazo a los medios antes del encuentro con

Bartomeu. A las seis de la tarde, el hijo del presidente pasó casualment­e conduciend­o el coche de su padre por la calle del piso que tiene el hermano del crack en Barcelona en la parte alta de la ciudad y, ante una muchedumbr­e de cámaras que había, paró y pasó de largo. Poco después arrancó la esperada cumbre en paradero desconocid­o. El gran pulso continúa

Estuvo seis horas en el despacho de la Fundación Messi, cercana al Camp Nou

Almorzó en una pizzería con su hijo Rodrigo y luego sí dio esquinazo a la prensa

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Jorge Messi, rodeado de una nube de cámaras y micrófonos
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FOTO: MANEL MONTILLA n El Jorge descendió ayer del avión privado, propiedad de la familia Messi. Su viaje desde Rosario duró poco más de 13 horas sin evitar que las cámaras le captaran tanto al salir como al llegar a Catalunya
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FOTOS: MANEL MONTILLA nada más aparecer por la terminal de vuelos privados del aeropuerto de El Prat a primera hora de la mañana. El padre del capitán del Barça apenas abrió la boca

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