Rigatoni para Jorge Messi
La crisis del Barça cumple con las características de la clásica telenovela
El culebrón de Messi, a nivel televisivo, está presentando las características propias de las telenovelas: elevadas dosis de melodrama, rumores y malentendidos que provocan constantes conflictos entre los protagonistas, una historia de amor y pasión que sufre trágicos desengaños y clanes enfrentados con intereses opuestos que dificultan esa relación. Esta estructura y tensión provoca que los espectadores se enganchen al relato y genere horas de debate. De momento, las tertulias alrededor de la crisis del Barça y el caso Messi, más que aportar luz al conflicto han sido la excusa perfecta, tanto en TV3 como en El Chiringuito, para animar el cotarro y alterar los ánimos al estilo Sálvame. Es útil para generar más adicción. Pedrerol conectando con el plató desde su casa ofrecía una imagen impagable: su rostro ocupaba la gran pantalla del decorado, como una imponente aparición divina, y a su alrededor los tertulianos parecían seres diminutos que escuchaban su prédica con devoción.A nivel audiovisual, esta telenovela también cumple un requisito generalizado: los decorados resultan un poco cutres. Por ahora, el espectador se está tragando mucho portal, mucho toldo de restaurante, mucha puerta de garaje, mucho taxi y mucho coche con cristal tintado. La grabación se lleva a cabo a toda velocidad porque no hay tiempo que perder y el drama va para largo. Los guiones tampoco son muy elaborados. Lo justo para que avance la trama. Manu Carreño, en Deportes Cuatro, aclaraba: “Jorge Messi ha dicho ‘Voy a comer’”. Un periodista británico comunicaba a su cadena que el padre de Leo había comido rigatoni, berenjenas a la parmesana con ajo (un ingrediente letal antes de las reuniones importantes), trufas y, para beber, agua. “No ha tomado vino”, añadía delante de la puerta del restaurante. El padre del protagonista ausente lo único que manifestó fue: “No lo sé”, “No sé nada” y “Difícil”. Mientras, al héroe dolido, al protagonista absoluto, solo lo hemos visto a través del reflejo de los cristales del coche, como sucede en cada gran crisis en un club de fútbol. Pero ante cualquier telenovela, como espectadores deben tener algo muy presente: hasta el último capítulo no se revela la verdad, aunque ésta suele ser siempre muy obvia
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