Mundo Deportivo (Barcelona)

La serie de primera ronda de playoff entre Denver y Utah se cerró con una remontada impensable de los Nuggets tras el 1-3 inicial pero deja en la memoria del aficionado, sobre todo, un duelo de anotadores histórico entre Jamal Murray y Donovan Mitchell.

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No tuvo el morbo de los duelos entre Bird y Magic ni levantó la expectació­n de los choques entre LeBron o Durant en los últimos años pero, si nos ceñimos a mera producción, la batalla que han protagoniz­ado las últimas semanas Jamal Murray y Donovan Mitchell está a la altura de las más grandes en la historia NBA.

Murray y Michell se fueron a los 475 puntos acumulados de anotación individual en la serie concluida de primera ronda, una marca que supone el récord de una rivalidad de playoff, que poseían Jerry West (Lakers) y John Havlicek (Celtics) desde 1969, cuando sumaron 463 puntos en las series finales.

Murray firmó dos partidos de 50 puntos y uno de 42 para un promedio de 31,6 puntos. Mientras, el escolta de los Jazz, acumuló un partido de 57 tantos, otro de 51 y uno de 44. Su media fue de 36,3. Fueron números increíbles en una serie para el recuerdo, que concluyó con el abrazo emotivo de ambos y el respeto mutuo.

Por primera vez desde las Finales de 2017 (Durant y LeBron) dos jugadores promedian más de 30 puntos por partido con más de un 50% de acierto en los tiros de campo. Además, Mitchel acumuló 33 triples en la eliminator­ia, más que nunca en la historia superando los 32 de Curry en las Finales de 2016. Murray sumó también 32 triples en esta eliminator­ia.

La eclosión de ambos como talentos imparables se produce en un marco insólito como la burbuja de Orlando, donde los jugadores han mostrado más frescura y preparació­n al no tener que sufrir desajustes de viaje ni horario.

Ambos equipos, además,. han dejado que sus estrellas ofensivas ahorren energía para el ataque, y cada uno de ellos sólo ha defendido al otro por un 10 por ciento de sus posesiones. Pero la forma en que han intercambi­ado golpes y alimentado a sus equipos los lleva a una especie de simetría opositora. Eso da como resultado, en términos de pura producción, un enfrentami­ento es tan bueno como cualquier otro por mucho que sus nombres no figuren entre los principale­s candidatos a All Star.

El talento y la constancia de ambos tiene raíces profundas en el trabajo desde la formación. Murray, forjado en los rigores de la fría Ontario bajo la atenta mirada de su padre, un entusiasta de las artes marciales y adicto al basket, ha perfeccion­ado sus habilidade­s casi desde que era un bebé. Ese padre, Roger Murray, está unido a su hijo Jamal en una misión: demostrar no solo que este talento canadiense puede prosperar, sino también en llegar a este día en el que ha podidoa emerger como uno de los mejores de la NBA.

Su entrenamie­nto de kungfu le enseñó una disciplina que le lleva a desafiar sus límites físicos y mentales. Se comprende así que entrene fuera de horas hasta el punto de que los empleados del club un día le encontraro­n dormido en un sofá en las oficinas de la instalació­n.

Mitchell, un talento neoyorkino que jugó dos años en los Cardinals de Louisville, fue elegido en el draft por los Nuggets en 2017 pero traspasado esa misma noche por los Jazz en un guiño del destino. Yes que, después de esta exhibición, cuesta imaginar a ambos en el mismo bando. Al menos, mientras los partidos se jueguen con sólo un balón

En producción, el duelo MurrayMitc­hell estuvo a la altura de los más grandes

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 ?? FOTO: AP ?? Bandeja de Jamal Murray en el septimo partido de la serie.
Mitchell, contemplan­do la escena, no pudo evitar la derrota
FOTO: AP Bandeja de Jamal Murray en el septimo partido de la serie. Mitchell, contemplan­do la escena, no pudo evitar la derrota
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