Serrat, tranquilo en su casa
Ayer me acerqué a comer al Pompeia. Es un placer ver las pista de tenis y pádel de nuestro club llenas con jóvenes y mayores que sueltan sus ansias, sus músculos y sus problemas dándole a una pelotita. Comí allí con mi mujer y el grupo dominical hasta las 15.30h. Hay que cumplir con el ordenamiento. Mucha gente preguntando y lamentando qué ha pasado en la campaña electoral del Barça. Es curioso y de agradecer la cantidad de amigos que me han llamado extrañados y deseosos de conocer los últimos acontecimientos. No lo sé, sólo les digo que nos han metido un gol por el ángulo pero desconozco quién ha chutado. Una vez más, estas acciones alrededor de nuestro Barça me producen una satisfacción por el grupo de conocidos y amigos de diferentes situaciones, empresas y orígenes que se han interesado lamentando lo sucedido, aunque la mayoría terminan diciendo que para mí, ya muy baqueteado, esto ha sido lo mejor que podía pasar. El Barça me ha dado muchas horas de satisfacción por lo visto sobre el terreno de juego pero también por mucha de la gente que vivimos con colores azulgrana. De ahí es este ‘muchas gracias' a todos
HSuena el teléfono móvil, número oculto. Ya me imagino quién es. Se trata del gran Joan Manuel Serrat. El jueves pasado estuvimos charlando mucho rato. Se interesa siempre por lo que pasa en nuestro club y también por cómo estamos los amigos comunes. Está concentrado en su casa desde que empezó esta situación tan preocupante del coronavirus. Dice que en su casa no se aburre, que escucha música, que compone, que toca la guitarra, que hace deporte, también ve algo de televisión y come lo que le cocina su familia. A Joan Manuel lo vi muy tranquilo y sin estar molesto gravemente por lo que estamos viviendo por culpa de este maldito virus. No podemos hacer nada. Prefiere no correr riesgos. Estoy de acuerdo. Al final, me dice: “¿Por qué no organizamos una comida con Charly Rexach?”. “Esto está hecho, ya te diré cuándo y cómo”, le contesté. Y así hemos quedado
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