¿De qué se reían?
Los programas coincidían en buscar las risas inoportunas de algunos jugadores
Las múltiples cámaras durante cualquier partido de fútbol, las mejoras técnicas para ampliar la imagen y la posibilidad de congelar el instante preciso ha hecho que en los últimos años el periodismo deportivo busque algo intangible: los estados de ánimo. El jueves, bajo el impacto del ‘Alcoyanazo’, los programas además de querer detectar los fallos futbolísticos estaban interesados en encontrar las expresiones faciales que justificaran la eliminación del Real Madrid.
En Jugones cargaban el ridículo histórico a hombros de Zidane. “Van a alucinar con las imágenes” nos advertía Pedrerol. Y a continuación nos mostraban el seguimiento de la cámara centrándose en la apatía del técnico madridista. “No habla. Solo mira”. “Recuerden esta imagen” nos insistían. “Las manos en los bolsillos. No hay corrillo. Ni un ánimo. Y mucha soledad”. Minutos más tarde hacían lo mismo mostrando el rostro cabizbajo de Zidane en el autocar. Alos que pillaron bien fueron a Marcelo e Isco. Los captaron riéndose al inicio de la prórroga, y la mala mirada que les lanzaba Benzema por su actitud. “¿De qué se ríen?” se preguntaba indignado Pedrerol.
En Deportes Cuatro coincidieron en señalar, desde otro ángulo, esas risas de los jugadores blancos en un momento tan crítico del partido. La pregunta era la misma: “¿De qué se ríen?”. En el programa de Carreño no fueron las únicas risas que descubrieron. Después del gol que eliminaba definitivamente al Madrid mostraban como Zidane también esbozaba una sonrisa mirando al banquillo. La repitieron tres veces, intentando confirmar si esa mueca era claramente una sonrisa.
Hay dos elementos televisivos que pronostican que las cosas van mal. El primero es que Pedrerol ponga en la pantalla la foto en blanco y negro del entrenador. La sentencia más clara que indica el porvenir de cualquier técnico. Y el jueves, Zidane ya apareció retratado sin color. Y el segundo, la avidez de los programas para encontrar risas inoportunas, rostros pensativos y miradas perdidas. Cuando las cámaras descubren instantes que delatan la falta de compromiso, se convierten en la imagen que puede determinar el futuro del jugador
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