En el futuro, responsabilidades reales
Hemos vivido una semana muy movida. Los números de la pandemia siguen sin bajar y ha arrancado la campaña electoral de la elecciones a la Generalitat del 14 de febrero, que a su vez se solapa con la de la presidencia del Barça. Si esto no es un lío, qué más cosas nos pueden caer encima. Pues si no fuera poco, apareció la memoria. La memoria económica del club, pero puede ser un punto de partida para que de una vez nos demos cuenta de la situación complicada que hay en la entidad y que el futuro presidente tenga los medios suficientes para poder ir solucionándola y que no nos vuelva a ocurrir. Creo que ha llegado el momento de que el sistema que tanto nos gusta, de que el club es de los socios; y los socios eligen al presidente; y el presidente y su junta presenten unos avales llegue a su final. Se ha quedado obsoleto. Cuando terminaba la presidencia de Gaspart, en aquellas elecciones, se habló muchas veces que el siguiente presidente iba a “levantar las alfombras”. Una vez vencedor Laporta, las alfombras desaparecieron -parece que hubo una reunión en el Hotel Arenas entre presidente entrante y saliente- y nunca más se habló de alfombras que resultaron voladoras. Laporta hizo su mandato con momentos álgidos y otros negros, que no voy a analizar ahora, pero su sucesor Rosell puso en marcha una acción de responsabilidad que llegó a los tribunales y al final quedó en nada concreto.
Rosell estuvo poco tiempo y le siguió Bartomeu. Se ha ido en base a una posible moción de censura, fijó elecciones y cogió el primer tranvía hacia la calle. Mi impresión es que la cifra que se maneja ahora en la memoria es una acumulación desde el año 2003 hasta ahora. Es aquello de ir tirando la pelota para adelante y el que venga detrás. Las cifras de contratos de la plantilla se han disparado de forma anormal y las contrataciones de Coutinho, Dembélé y Griezmann han supuesto para el Barcelona casi 500 millones en traspasos y no han mejorado el nivel deportivo, además de sus altos salarios.
No puede ser que el presidente no tenga responsabilidades directas y hay que buscar fórmulas modernas que, siendo el club de los socios, no lo ponga en riesgo real. Ahora hay elecciones y hay gente que me pregunta quién voy a votar. Se lo digo ahora. Voy a votar al que asegure firmemente que actuaría en la dirección del club como lo haría en su propia empresa. Con mucho control, sin regalar nada, buscando realmente lo que necesita el club por encima de todo. Si hay alguno que realmente me convence, que lo va a hacer así, este será mi candidato. Y si encima me asegura que el Barça no será nunca una sociedad anónima deportiva o caerá en manos de un multimillonario exótico tendrá una razón más para que sus socios le den la confianza. Hasta ahora no he visto que nadie vaya por aquí. Vamos a ver si alguno se compromete. Sería el primer paso para la consolidación del club
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