Los mercenarios de Tom Brady
N Cuando el quarterback decidió irse a Tampa sabía que él solo no bastaba: convenció a tres refuerzos clave para acompañarle y construir un ataque que vale una Super Bowl
cataría a grandes estrellas retiradas o sin equipo, con el beneplácito de su nueva organización.
ROB GRONKOWSKI
firmaba un contrato de un año por 10 millones de dólares. Aunque le costó reengancharse al ritmo de competición ha firmado siete touchdowns esta temporada.
ANTONIO BROWN
hasta que entró en barrena personal y no supo remontar el vuelo. Salió de Pittsburgh con malos modos y su posterior –y breve– aventura en los Raiders siguió el mismo derrotero. Su carácter explosivo, con lamentables episodios de agresividad y acoso sexual, le dejó marcado para siempre y se convirtió en persona ‘non grata’ para la NFL.
Brady y Brown coincidieron en 2019. New England le fichó pero sólo pudo disputar un partido antes de que nuevas acusaciones por violar el código de conducta de la Liga le sacaran de la ecuación. Semirretirado y cumpliendo una sanción de ocho partidos, nadie más iba a confiar en él. Nadie salvo Tom, que le conocía bien y creía poder controlarle. yor y tutor. Convenció a los Bucs para incluir diversas cláusulas en su modesto contrato (2,5 millones por una temporada) que condicionaban sus ganancias a su buen comportamiento y, de nuevo, la apuesta salió bien: cuatro touchdowns en ocho partidos y un seguro de vida cuando el ataque está bajo presión. Y ni un solo incidente extradeportivo. Recientemente puso en su cuenta de Instagram una foto de él y Tom durante un partido de Tampa, con una sola palabra: “Grateful” (agradecido).
LEONARD FOURNETTE