Koeman, pájaro en mano
s inédito que un entrenador del Barça haga rotaciones pensando en la Copa del Rey pero los tiempos han cambiado, a peor, y Koeman se apunta al “más vale pájaro en mano que ciento volando”. Parece lo más coherente, estando a sólo dos partidos de una final y antes de medirse al rival más duro que queda vivo en la competición. La Copa puede ser la única tabla de salvación de una temporada que empezó mal y que hasta recientemente no ha visto al Barça jugar bien ni ganar ni un solo partido contra un rival exigente excepto una victoria en Turín ante la Juventus que queda muy lejos.
El partido, la unión de vestuario y la alegría conseguida en la prórroga en Granada pueden ser un punto de inflexión en la temporada. Se empezó a vislumbrar ayer con la remontada en el Benito Villamarín de la mano de Messi pero debe refrendarse en Copa, de nuevo en Sevilla el próximo miércoles en el Sánchez Pizjuán. Parece obligado para afrontar con confianza la durísima eliminatoria de Champions contra el Paris Saint-Germain, con todos los fantasmas europeos que persiguen a este Barça. También para no tirar la toalla en una Liga casi imposible por la solidez y efectividad que poseen los colchoneros.
Aún falto de personalidad tras un 2020 devastador, quizá eso sea lo que se les puede exigir a los chicos de Koeman: competir con altura, ir ganando experiencia en el camino, y si alcanza, darle una alegría a la alicaída afición con la Copa o la victoria en alguno de esos partidos que generan ilusión. Entre los números rojos de la tesorería, las lesiones que siguen lastrando al equipo, las elecciones y el estadio vacío, quizá sea lo único a lo que se puede aspirar
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