Mundo Deportivo (Barcelona)

Xavi Pascual tiene más razón que un santo

- Pero instantes después lamentó la ocasión fallida de Dembélé, que hubiera sido el 2-1

odemos ganar a cualquier equipo” dijo Koeman en la previa del encuentro ante el PSG. No era verdad. Y lo sabía. Este equipo no ha ganado un partido importante, decisivo, desde hace demasiado tiempo. En Europa, los rivales de renombre nos siguen atropellan­do porque lo hacen todo más rápido que el Barça, con mayor determinac­ión, un mejor físico y siempre con el pie más fuerte. El Barça, para no desarmarse, ayer salió con un capitán por línea: Piqué, Busquets y Messi. Se agradece el enorme esfuerzo de Piqué de apuntarse para el partido, sabiendo el marrón que se venía encima. Busquets fue superado durante toda la noche por un PSG que supo ganar la batalla del centro del campo. Messi, delante, batió el cobre en la primera parte y a medida que caían los goles del rival y Mbappé completaba su exhibición, se iba apagando y se le quedaba esa cara de Roma, de Liverpool y Lisboa. Lo intentó todo y no salió nada. El Barça no tuvo su noche y el PSG, un equipo compacto al que se le da bien el intercambi­o de golpes, noqueó sin piedad a los de Koeman. Ayer no estaba Luis Enrique en el banquillo, ni Valverde, ni Setién. Pero los pecados de fragilidad fueron

El entrenador del Barça de balonmano, Xavi Pascual, está que trina. Y Barrufet, y Albert Soler, y todos los jugadores del equipo. Y con razón. A mitad de competició­n de la Copa de Europa, la Federación Europea (EHF) ha decidido cambiar el formato de la competició­n con lo que se perjudica al Barça. Hasta esta semana, y como en las temporadas muy parecidos.

Cierto es que se podrá hablar de dos detalles del partido que pudieron haberlo cambiado todo. El primero fue el error de Dembélé, ante Keylor Navas, un minuto después del 1-0 para el Barça. Messi hizo una gran jugada y el francés ya no esperaba que le pasaran el balón para que marcara el segundo. Esa décima de desconcent­ración hace que Dembélé chute flojo y Keylor ataje la gran ocasión de la eliminator­ia. La mirada de angustia de Ousmane hacia Messi fue exacanteri­ores, los primeros equipos de cada grupo quedaban exentos de jugar los octavos de final. Por méritos propios, el premio era saltarse una ronda. El Barça, hasta la semana pasada, se vació para ganar todos y cada uno de los encuentros para tener el privilegio reservado a los primeros de grupo y plantarse directamen­te a cuartos de final. De haber sabido que, casi, era igual quedar primero que segundo de grupo, la lucha sin cuartel en los dos partidos contra el Veszprem no hubiese sido tal. De golpe, la Federación cambia el formato y dice que ahora todo el mundo tiene que jugar obligatori­amente los octavos de final, a doble partido. El tamente la misma que en el último minuto del Barça 3 – Liverpool 0. Esa noche, Leo le regaló el cuarto a Dembélé sobre el pitido final. Al tirársela suave a las manos de Alisson Becker, nos quedamos fríos. Esa mirada de Dembélé a Leo y de Messi a Ousmane parecía tener un mensaje encriptado: la eliminator­ia se perdió en ese chut. Anoche me pareció que, en los ojos de los dos protagonis­tas, se les repetía aquella jugada en sus cabezas. Y, precisamen­te, en dos minutos pasamos del posible 2-0 al lamento de Xavi Pascual se ha hecho esperar y ha sido diplomátic­o en las formas y en las palabras. Si el entrenador hubiera dicho en caliente lo que piensa, las represalia­s de la EHG podrían llegar en forma de sibilinos arbitrajes. Cambiar el reglamento a mitad de partida es injusto. Pero conociendo el talante del equipo, hubieran ido a ganar igual todos los encuentros sin desmayo y, además, nadie duda de que pasarán la ronda de octavos

Hempate del PSG. Y ahí viene el segundo detalle de la noche. En la única ocasión que Dembélé no siguió a su lateral, Kurzawa marcó la diferencia para el 1-1. Luego, en la única ocasión que, por el otro lado, Griezmann no siguió a su lateral, llegó la jugada de Florenzi y el 1-2 parisino. A partir de ahí, el miedo escénico se apoderó de todos –en el campo, en el banquillo y en casa- y el partidazo del PSG acabó en otro baño europeo a costa del Barça. En esta ocasión, ni con Sergi Roberto no remontarem­os

Joan Laporta confesó este lunes ser un “fan de Dembélé”. Bienvenido al club. El expresiden­te cuenta que, si gana, hará todo lo posible para que siga en el Barça. En el fútbol, las cosas cambian muy rápidament­e. Por ejemplo, ¿qué pasaba hace justo un año? En enero de 2020, tras el relevo de Valverde por Setién, Mundo Deportivo hizo una encuesta a los

Me ha gustado

Nomehagust­ado Cuando Dembélé y Suárez debían dejar el Barça

Hsocios con la siguiente pregunta. “¿Qué jugador le sobra a la plantilla del Barça?”. Era una pregunta de respuesta abierta, espontánea y, por este orden, quedaron Dembélé primero, Arturo Vidal segundo y Luis Suárez tercero. Cada barcelonis­ta votó en función de su criterio y de sus fobias futbolísti­cas pero, en el caso de Dembélé, un 75% de los encuestado­s le querían fuera. En ese momento, Ousmane se estaba recuperand­o de la rotura del bíceps femoral y, en poco más de un mes, debía volver a los

1. El Barça votará tres semanas después de las elecciones al Parlament y, en cambio, tendrá antes investido a su Presidente (7-M) que la Generalita­t de Catalunya (26-M, en el mejor de los casos).

2. Por más que se hablen de “ismos” y de Barça dividido, veo mucha más unión en la forma de entender el Barça entre los barcelonis­tas que en la forma de entender Catalunya entre los catalanes.

3. Los resultados electorale­s del Parlament demuestran que fraccionar facturas de institucio­nes públicas no penaliza. Al contrario. Está claro que tampoco la prensa fiscaliza a los partidos de gobierno con el mismo ahínco que al Barça.

4. La situación económica del Barça es muy grave. La de Catalunya, con su deuda, con su gente y sus empresas, lo es infinitame­nte más. Sin embargo, tampoco veo el mismo grado de preocupaci­ón mediática. Por todo ellos somos “más que un Club”.

terrenos de juego... Y recayó y pasó por el quirófano y, ahora sí, está demostrand­o de nuevo que es un extremo como no hay dos en el mundo. También es curioso observar como, un año atrás, el barcelonis­mo señalaba a ese Suárez, algo lento e impreciso fuera del área, que jamás dejó de marcar goles. Ahora, con una eficacia de 16 goles de 45 disparos en el Atlético, pocos se acuerdan de lo que pensaban un año atrás. En el fútbol, la memoria es corta y los argumentos, ventajista­s

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FOTO: GETTY Messi celebró el gol penalti
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FOTO: EFE Pascual, molesto con la EHF

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