Cuarenta años del secuestro de Quini
Delincuentes ocasionales retuvieron al Pichichi en un zulo en Zaragoza durante 25 angustiosos días
n “¡ Han liberado a Quini! ¡Han liberado a Quini!!”, gritaron hacia las diez de la noche del 25 de marzo de 1981 las radios que retransmitían en directo el amistoso entre las selecciones de Inglaterra y España en el viejo Wembley. La gran noticia relegó al día siguiente en las portadas el triunfo de ‘La Roja’, a la que por entonces aún nadie la conocía así. Incluso la Gazzetta dello Sport lo llevó a primera plana. El goleador del Barça ponía fin a su angustioso secuestro, que había empezado la tarde del domingo 1 de marzo, justo después de haber contribuido con dos tantos a la goleada (6-0) al Hércules en el Camp Nou. Hoy se cumplen 40 años de aquel suceso.
Apenas había pasado una semana desde el intento fallido de golpe de Estado del 23-F y el terrorismo de ETA y GRAPO estaba a la orden del día, pero el impacto del secuestro de un futbolista tan querido como Quini fue enorme. Por entonces, el delantero asturiano contaba ya con 31 años, había conquistado tres de sus cinco trofeos Pichichi como máximo goleador de Primera y el verano anterior había cambiado el club de su vida, el Sporting, por el Barça.
Aquel 1 de marzo de 1981, después de haber abandonado ya el Camp Nou, Quini fue encañonado por tres individuos que le introdujeron en
Portada un coche y luego en una furgoneta, antes de ser trasladado hasta un zulo situado en el subterráneo de un taller de la calle Jerónimo Vicente de Zaragoza, información que lógicamente sólo se supo tras la liberación del deportista. Mari Nieves, esposa del goleador, se inquietó al no ver a su marido en el aeropuerto de El Prat, donde debía ir a recogerla, ni tampoco en su casa, así que el club ya supo ese mismo día que Quini estaba en paradero desconocido. El defensa José Ramón Alexanko, amigo de Quini y muy presente en las jornadas posteriores, el presidente Josep Lluís Núñez y el vicepresidente Joan Gaspart se personaron en casa del futbolista. Tras una serie de pistas falsas, los auténticos raptores exigieron telefónicamente un rescate de 100 millones de pesetas (hoy, 600.000 euros).
La presencia de aficionados y periodistas cerca del domicilio del futbolista, próximo al Camp Nou, marcaron los días ulteriores. La preocupación ciudadana fue muy visible. Incluso quedó testimonio gráfico de ello con una pancarta en la que se leía: “Por Quini venimos a los que sea. Endavant Barça!”.
El equipo azulgrana, entrenado por Helenio Herrera, estaba en buen momento, a sólo dos puntos del líder, el Atlético, con el que se enfrentaba el domingo 8 de marzo. Hubo runrún de suspensión, incluso el crack culé, Bernd Schuster, amenazó con no jugar. “Además de piernas, tengo corazón”, dijo. La Federación no paró la máquina de la Liga y el Atlético-Barça se disputó en el Calderón. Eso sí, el Barça pudo jugar sin el 9 y ‘Keegan’ Ramírez fue titular vistiendo el 14, un hecho sin precedentes: por entonces, las alineaciones aún iban del 1 al 11. Perdió el Barça 1-0. A esa derrota se sumó otra en Salamanca (2-1) y un empate (0-0) ante el Zaragoza en el Camp Nou. Adiós a una Liga que acabó ganando la Real Sociedad.
Pero lo importante era la vuelta a casa de Quini. El hecho de que los secuestradores, dos mecánicos y un electricista, no fueran delincuentes habituales fue clave. Con el vicepresidente culé Nicolau Casaus en Ginebra supervisando la operación, el cobro de la cantidad pactada en una cuenta del ‘Credite Suisse’ por uno de los secuestradores, del que enseguida se conoció el nombre a causa
El Barça perdió una Liga que tenía enfilada pero ‘El Brujo' acabó el curso Pichichi
del levantamiento del secreto bancario acordado entre las policías española y suiza, llevó hasta el zulo zaragozano de 3,5x2,5 metros donde sobrevivió Quini a base de bocadillos comprados por los raptores en el bar de enfrente. Al ser liberado, Quini definió a sus captores como “buena gente”. Les cayeron 10 años. Mucho tiempo después, incluso se reunió con uno de ellos. “Aquí tiene mi teléfono”, le dijo. Tras 25 días secuestrado, Quini acabó ganando el Pichichi aquel curso con 20 goles. Por algo era ‘El Brujo’
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