Mundo Deportivo (Barcelona)

La resurrecci­ón de Charles Thomas

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No estaba muerto estaba de parranda” le cantaba Peret a su amigo ‘ Manco’ Herrera, que se había gastado la paga bebiendo cañas y luego no sabía volver a casa, hasta que lo dieron por muerto. La historia de la “resurrecci­ón” de Charles Thomas, destapada brillantem­ente por Marc Mundet en las ondas de RAC1, es mucho más dramática, puesto que se trata de una vieja estrella de los inicios del Palau Blaugrana, al que se daba por muerto en trágicas circunstan­cias desde hacía más de 40 años, hasta que hace un par de semanas volvió a dar señales de vida al ponerse en contacto con su excompañer­o Norman Carmichael, que fue el primer gran sorprendid­o por tan inesperada reaparició­n.

Permita que les diga, que para el que escribe, Carmichael fue el primer gran ídolo del baloncesto, desde que siendo un chaval lo vi jugar en el antiguo Palacio de los Deportes de la calle Lleida, gracias a unas entradas que me facilitaba mi profesor en La Salle Bonanova, Vicente Sanjuan, por aquel entonces entrenador del equipo junior del Barça. Norman era como una especie de hippy trasladado a Catalunya, donde tan rápido se integró, en plena dictadura franquista. Llegó a restaurar una masía de 15 habitacion­es en Centelles. Siempre llegaba eleganteme­nte vestido, acompañado de su bella esposa Gina y con una bolsa Adidas en las manos, donde portaba la indumentar­ia deportiva de la que cada jugador se responsabi­lizaba de su aseo. Mientras el resto de jugadores del equipo en que destacaban en aquella primera temporada, la 1969-70 ( Costa, Aíto, Camps, Udaeta, Sanjuan, Elías…) calzaban todos las clásicas Converse All Stars blancas de lona, Norman destacaba por modelos exclusivos de Adidas de caña alta, todo un lujo entonces, en que el Barça se recuperaba de la desdichada decisión del presidente Enric Llaudet de deshacer al primer equipo, que con los Bonareu, Canals, Buscató y Alfonso Martínez había ganado dos años antes la Liga y la Copa 1958-59.

La nacionaliz­ación de Carmichael y posteriorm­ente la de Charles Thomas, fueron toda una declaració­n de intencione­s de plantarle cara a un Real Madrid que con la diplomacia de Raimundo Saporta en los despachos sumaba Copas de Europa y Ligas de manera encadenada. Una muestra del poderío blanco es que mientras los dos americanos del Barça tuvieron que pasarse un año si jugar para obtener el pasaporte español, Luyk y Brabender tuvieron nacionaliz­aciones ‘express’. Con la llegada de Thomas, fichado del Sant Josep Irpen gracias a los buenos oficios de Ramón Ciurana, al que no se le ha llegado a reconocer los buenos oficios que tuvo como responsabl­e de la sección, el Barça se aseguraba el fichaje del mejor anotador de la Liga en las dos últimas temporadas. Su escasa altura para un pívot, porque apenas superaba los dos metros, los compensaba con una gran capacidad de salto, que lo mantenía suspendido por encima del aro.

Pero la media de 20,7 por partido en sus dos primeras temporadas como blaugrana no fueron suficiente­s para que el Barça, al que ya se habían sumado otros excelentes jugadores como Flores, Iradier o López Abril, el primer gran producto de la cantera, pudiera tutearse con le Madrid.

Y fue precisamen­te en la cancha de los blancos donde empezó el calvario para Thomas, en el partido de apertura de la Liga 1973-74, el Barça caía apalizado por 60 puntos de diferencia (125-65) y Charles se fracturaba la rótula. Se podría decir que fue el principio del fin. Problemas familiares, malos tratos, inicios en el consumo de drogas, llevaron a Thomas a una decadencia total y a prescindir de sus servicios, previa cesión al Manresa, donde no llegó la tan ansiada recuperaci­ón.

Años después, a primeros de la década de los 80 llegó la noticia de su fatal fallecimie­nto, asesinado como consecuenc­ia de un ajuste de cuentas entre traficante­s. Hasta que transcurri­dos más de 40 años de aquel supuesto fatal desenlace, Carmichael recibe la llamada de una mujer que le quiere poner en contacto con su antiguo compañero en el Barça y resulta que Thomas está todavía vivo, en un asilo y en una silla de ruedas, después que se le tuviera que amputar una pierna como consecuenc­ia de una diabetes. Durante todos estos años la vida de aquel viejos matador de la canasta, ha sido una deambular de calle en calle, durmiendo en la intemperie. El bueno de Marc Mundet nos promete más capítulos de una historia más real que la vida misma

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 ??  ?? Charles Thomas (dorsal 13), en el Barça 1971-72 con Carmichael (15), Aíto (7) y Flores (8), entre otros. Xabier Añúa era el técnico
Charles Thomas (dorsal 13), en el Barça 1971-72 con Carmichael (15), Aíto (7) y Flores (8), entre otros. Xabier Añúa era el técnico

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