Mundo Deportivo (Barcelona)

Oblak nuestro que estás en los cielos

- Tras detener un penalti en el minuto 85 que puede valer un título

El domingo por la noche mi whatsapp se llenó de fotomontaj­es de Jan Oblak como si fuera un santo, Su Santidad el Papa o el mismísimo Jesucristo. Siempre he sido creyente, estas bromas nunca me han hecho mucha gracia. Pero esta vez no me molestaron. Es más, me sacaron una sonrisa y yo mismo he compartido alguno de esos memes, sin ánimo de ofender a nadie. A fin de cuentas si hay un equipo que entiende de Fe, ese es el Club Atlético de Madrid, con sus fieles creyentes guiados por el gran Cholo Simeone.

El muro esloveno hizo un milagro cuando más lo necesitába­mos. Sé que es un tópico, pero es que estaban en juego muchísimo más que tres puntos. El fútbol es un estado de ánimo. El equipo venía de la eliminació­n europea en Londres y del injustísim­o empate contra el Getafe. La victoria era más importante que nunca a nivel moral. Especialme­nte para llegar al parón de seleccione­s con el viento a favor y la moral bien alta. ¡Y tan alta! Con la “flechita para arriba” como dicen en estos tiempos los chavales.

Estoy seguro de que si hubiésemos preguntado a los colchonero­s en septiembre si firmaríamo­s que el equipo fuese líder a 10 jornadas de final, con 4 puntos por encima del Barça y 6 del Madrid, no habría la menor duda que todos diríamos que sí. Pues aquí estamos amigos. Quedan diez finales por delante: Sevilla, Betis, Huesca, Athletic Club, Eibar, Elche, Barcelona, Real Sociedad, Osasuna,

Valladolid. No apto para cardíacos. El equipo nos va a necesitar más que nunca transmitie­ndo nuestro apoyo desde casa.

Es imposible vaticinar nada en estos tiempos locos, pero estoy ilusionado. Puestos a soñar con el campeonato rojiblanco, también me encantaría que mi FC Porto llegase lejos en la Champions League. En 1987 los dragões rompimos los pronóstico­s venciendo al Bayern de Munich en la final. 17 años después mi grandísimo amigo José Mourinho volvió a arruinar a las casas de apuestas conquistan­do la orejona. 17 años después aquí estamos, con el equipo en cuartos de final tras eliminar heroicamen­te a la Juventus. De 17 en 17… ¿Por qué no un FC Porto campeón de Europa otra vez?

Si me permitís comentar un pequeño recuerdo, el penalti de Oblak me hizo recordar la pena máxima que detuvo Abel a Michel en el Bernabéu en la final de la Copa 92. En el momento y lugar indicado. Más allá de que el tanto subiese al marcador, fue un impulso moral. Tanto para que nosotros creyésemos todavía más en la victoria, como para desmoraliz­ar al rival. Eso ocurrió este fin de semana. Nuestros rivales descorchar­on su champagne en balde y se fueron a dormir con bajón tras la euforia.

Queda muchísimo por delante y San Oblak me hace creer hoy más que nunca en este equipo. Amén

H

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FOTO:AP Jan Oblak, felicitado por sus compañeros,

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