Y el mundo quedó boquiabierto

Los abdominales de Lenny Kravitz se convierten en información deportiva

Hace tiempo que las informaciones deportivas y las del corazón comparten características comunes, navegando en temáticas entre extrañas, absurdas y frívolas. Este lunes lo veíamos en los deportes de Antena3 en los que la presentadora invitaba a los espectadores a hacer un estudio cualitativo de los abdominales del cantante Lenny Kravitz. Afirmaba: “Lenny Kravitz se machaca en el gimnasio, no perdona y el resultado lo pueden juzgar ustedes mismos”, mientras nos enseñaban una foto del músico sin camiseta y cortando un coco. Con un cálido tono de voz muy sugerente la presentadora loaba el buen género que ofrecían esa tarde en su programa: “Abdominales de acero a sus 56 años. Detrás de esa tableta que está esculpida con un cincel hay un trabajo duro y diario”.

La locución del vídeo, con una hipérbole muy atrevida, aseguraba que “el mundo quedó boquiabierto” cuando se mostró el cuerpo de Kravitz en la portada de una revista, una exageración más digna de un espacio de cotilleo que de un informativo. La pregunta que venía después sí que nos dejaba boquiabiertos de verdad: “¿Cuál es el secreto para que Lenny Kravitz parezca el novio de su hija?”.

El nivel de viscosidad de la noticia resultaba hasta inquietante. Entonces, como si estuviésemos muy interesados en los secretos de los abdominales de Kravitz nos informaban que “para el cantante el deporte es el elixir de su eterna juventud”. El redactado de la noticia no podía ser más empalagoso. Nos detallaban el tipo de ejercicios que llevaba a cabo e incluso nos enseñaban el interior de su nevera, llena de frutas y verduras que decían que cultivaba él en una isla perdida de las Bahamas. Llegados a este punto la noticia ya rebosaba una frivolidad y una tontería de vergüenza ajena. Nos explicaban que el cantante practicaba sus ejercicios en el tronco de un cocotero y que otro secreto de su éxito “pasados los 50” era su entrenador personal.

Estas informaciones basadas en la exageración, la superficialidad de contenidos y el culto al cuerpo es una tendencia ridícula que acabará por distorsionar el concepto clásico que tenemos de deporte para derivar en un repertorio de variedades sin substancia que, eso sí, nos dejan boquiabiertos

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