Ni rastro del 6-0
N La Roja se estrelló contra el cierre perimetral de Grecia
n Cierto es que no hay dos partidos iguales, pero ayer en Granada España no se pareció nada al equipo quevapuleóaAlemaniaennoviembre para alcanzar la final de la Nations League. Pese a que Luis Enrique quiso dar continuidad a los protagonistas del brillante 6-0 -únicamente hizo los obligados cambios de Llorente por Sergi Roberto y Eric Garcia por Pau Torres-, la jugada no terminó con el mismo resultado. La verdad, era altamente improbable que eso sucediese, pero sí se esperaba un mínimo de sintonía con aquel encuentro y no la hubo.
El optimismo -quizás desmesurado- de aquel encuentro se esfumó de un plumazo tras el duelo ante Grecia y ayer se mascó de nuevo la frustración después de querer y no poder. Uno se pregunta si la goleada a Alemania fue un espejismo, dado que la puesta en escena de la Selección estuvo mancada de la contundencia y el gol exhibidos en La Cartuja.
España cayó en la trampa de Gracia. La selección helena decretó un cierre perimetral que fue demasiado severo para una Roja rígida y con pocas ideas. Pese a intentarlo, Dani Olmo y Ferran Torres no ofrecieron el desborde requerido ayer y
Morata quedo demasiado solo en un ataque sin apenas chispa.
Totalmente perdidos en la marabunta defensiva de Grecia, se echó en falta un elemento diferencial que rompiera líneas. Koke lo intentó en ocasiones y Marcos Llorente, prodigio llegador, fue ubicado en el lateral derecho desaprovechando sus virtudes. También a Pedri, quien debutó intentando aportar una pizca de vértigo en las ofensivas de España. El desequilibrio de Bryan quizás llegó demasiado tarde.
Pero siendo realistas, la Selección ni ya había ganado la Eurocopa por ganar a Alemania ni deja de ser candidata a ello por tropezar frente a Grecia. El duelo del domingo ante Georgia significa una nueva oportunidad para recuperar la sonrisa perdida. Lo de ayer ya es pasado y ahora solo cuenta el futuro
No fue un buen partido de España, estática y sin desborde ni fluidez
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