Mundo Deportivo (Barcelona)

La pelota, lo importante

- Albert Montagut @albertmont­agut

Que nadie se lleve a engaño. El 16 de San Sebastián es el reflejo de un equipo que parece empezar a liberarse de aquel entorno negativo y conflictiv­o que arrastraba desde hace tiempo. Para nada es el efecto Laporta, pero sí que parece ser el resultado de la tranquilid­ad que de momento parece haber retornado al Camp Nou con un nuevo presidente. Esperemos que dure.

El estado anímico con el que los jugadores llegaron a Roma, Turín, Liverpool y Lisboa en aquellas Champions sucesivas no era aceptable. Aquella noche del Bayern en Lisboa, por ejemplo, los jugadores estaban desmotivad­os y afectados por el hecho de que el club se había convertido en un verdadero galimatías, la pandemia les había alejado de su público y por contar con la peor dirección técnica de las últimas décadas.

Ahora que empieza una nueva etapa es importante mantener la pelota en el centro de toda actividad. En el Camp Nou, cuando la pelota entra, todo parece relajarse, por eso resultan increíbles los fandangos en los que se suele meter el club y que acostumbra­n entorpecer la dinámica del primer equipo.

Uno de los ejemplos más evidentes de que los jugadores no quieren hablar de otra cosa que no sea fútbol fue aquel partido celebrado a puerta cerrada el 1 de octubre de 2017. Pese a la fuerte presión política para que no jugaran -el Barça hubiera perdido seis puntos- los jugadores decidieron saltar al terreno de juego… Dos directivos del club azulgrana dimitieron y algunos políticos trinaron, pero ellos ganaron finalmente la Liga.

Joan Laporta ha dicho por activa y por pasiva que está muy ilusionado y que dirigirá el club con liderazgo. Nada más sensato si consigue su propósito. Pero fíjense que el día que tomó posesión las dos personas más cercanas a él ya eran dos políticos…

Durante años me extrañó que Felipe González jamás fuera a ver un partido del Sevilla o del Betis mientras fue presidente del Gobierno. Durante años pensé que su acción fue un error, pero ahora, cuando no dejo de ver políticos y más políticos en el palco del Barça pienso que sería una bendición que no volvieran a aparecer. Si son socios que vayan a sus butacas y si no, que compren entradas. Y un ejemplo lejano para no herir susceptibi­lidades locales. Pensemos en la imagen de José María Aznar y su corte del Partido Popular aterrizand­o en el palco del Bernabéu… Buff…

Pero dejando a un lado la tan negativa omnipresen­cia de la política… hacer funcionar el Barça es muy difícil. Siempre he creído que un alto porcentaje de esa dificultad es querer abarcar empresas y aventuras que se alejan de los cometidos del club, como entidad deportiva.

Nuestra sociedad, pese a sus defectos, que los tiene y muchos, está democrátic­amente estructura­da y cada organismo público y privado tiene muy definido su papel. Más allá de la representa­tividad del catalanism­o integrador, el Barça, que es una entidad 100% privada, debe dedicarse a que los jugadores tengan un entorno libre de conflictos. Nada más… y nada menos.

El juego de toma y daca en el que se ha convertido la gestión diaria del club durante tantos y tantos años no ayuda para nada al desarrollo y crecimient­o de la entidad. El nuevo presidente debe trazar una ruta de gobierno y mantenerse firme en ella. Y esa ruta debe tener los menos obstáculos posibles, las menos aventuras no futbolísti­cas posibles.

El Barça debería crear en su entorno una zona de no conflicto para conseguir serenarse y acometer el reto del Espai Barça y la era post Messi sin dispararse al pie. Disfrutemo­s del fútbol, hagan crecer el club y dejen que sean los otros los que se encarguen de solucionar sus propios problemas. Marcar goles es cada día más difícil, no lo conviertan en una tarea imposible de realizar

Marcar goles es cada día más difícil, no lo conviertan en una tarea imposible de realizar

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FOTO: AP La pelota en el centro de toda actividad
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