Un cromo de Marcial
Hace unos días me hice con un cromo de un jugador de fútbol. Nada de papel o de cartón. Era una imagen digital para tener en mi móvil y en mis otros dispositivos. Desde que la descargué he visionado ese cromo decenas de veces. Hacía 30 años que no hacía nada semejante.
De todos mis álbumes de cromos solo conservo uno, el del Mundial de Alemania 74. Un álbum muy raro editado por Coca-Cola con pequeñas caras de aquellos héroes de leyenda entre los que destacan mis dos favoritos, Johan Cruyff y Jürgen Sparwasser, el delantero de la RDA que marcó el gol del triunfo histórico ante la Alemania de Franz Beckenbauer, a la postre vencedora de aquel Mundial, el primero que vimos en color.
El cromo que he añadido a mi nueva colección digital es de Marcial Manuel Pina Morales. Marcial fue, junto a Charly mi gran ídolo antes de la llegada de Johan.
Marcial (Barzana, Asturias, 1946) formó parte de la segunda mejor delantera del Barça de todos mis tiempos. Rexach, Asensi, Cruyff, Sotil y Marcial. Messi, Suárez y Neymar merecen el título de la mejor línea atacante de todos los tiempos. Viendo el cromo de Marcial en mi iPhone, mi mente se retrae a aquellos años finales de los 60 e inicio de los 70. En aquella Barcelona triste, gris, de final de dictadura en la que el Barça sólo ganaba copas del Generalísimo, Marcial era todo un bálsamo. Elegancia. Sobriedad. Coordinación. Sentido de equipo. Sus desplazamientos de balón y remate de cabeza eran prodigiosos.
Aquel majestuoso jugador supo enlazar lo mejor del fútbol español de los 60-70, que Marcial compartía con el madridista Velázquez, con el nuevo fútbol que proponía Cruyff y la escuela holandesa.
Al igual que Charly, Asensi y el Cholo Sotil, Marcial entendió el nuevo lenguaje del 14 y el resultado fue colosal. Marcial, que siempre estuvo a la altura de lo que requería Johan, jugó en el Barça ocho temporadas, en las que disputó 357 partidos oficiales y anotó ochenta y cuatro goles. En la temporada 1973-74 fue el segundo máximo goleador de la Liga con 17 tantos, superado por Quini, con 20.
Marcial dejó el Barça como consecuencia de una tormenta provocada por una salida nocturna que compartió con Charly y Neeskens en Madrid, tras una humillante derrota en El Plantío ante el modesto Burgos. Marinus Michels, el entrenador, prohibió que salieran del hotel y los tres jugadores se fueron de fiesta. Conocieron a Bárbara Rey y se montó un lío del que Marcial fue el más malparado ya que fue traspasado al Atlético al final de la temporada.
Y allí acabó su carrera deportiva, en el equipo colchonero, no sin antes infringir al Barça, en el Camp Nou, un duro castigo participando con dos goles en un 2-4 histórico. En aquel regreso de Marcial al Camp Nou, el 3 de diciembre de 1978, marcó dos goles directos de falta, uno lanzado con la derecha y otro con la izquierda. En el primer gol, un elegantísimo lanzamiento con su diestra, el balón se coló por la escuadra de la portería de Artola, que en su intento de parar el balón golpeó su rostro contra e poste. Neeskens fue quien recogió la pelota en el fondo de las mallas.
Al término del partido bajé a la zona de vestuarios. Yo era un reportero tribulete de Catalunya-Express, un vespertino del Grupo Mundo. Cuando Marcial salió para atender a los periodistas lo hizo con su pelo rubio aún mojado y con una impecable gabardina beige. Carlos Pardo, el veterano periodista director de 424, le felicitó por su partido. Marcial jugó con la Roja sólo 15 partidos y tiene el curioso récord de ser el único jugador que marcó goles al Real Madrid con cuatro equipos distintos: Elche, Español, Barça y Atlético. Si alguien quiere compartir conmigo alguno de sus cromos de Marcial, por favor, siéntanse por favor libre de hacerlo en Twitter. Serán bienvenidos, también, los cromos de Johan y Charly... Gracias.
Marcial Pina fue, junto a Charly Rexach mi gran ídolo antes de la llegada de Johan